viernes, 26 de abril de 2013

DIMITRIS ALITHINOS, EL POETA DE LA IMAGEN OCULTA


Jana Tziveleki. Atenas


Aunque no es muy conocido, Atenas tiene un Museo Nacional de Arte Contemporáneo. Temporalmente se encuentra en el edificio del Conservatorio de Atenas, pendiente de la inauguración de su propia casa en el famoso edificio de Fix en la avenida Syngrou. Desde febrero y hasta finales de mayo, el EMST (siglas del museo en griego) dedica una retrospectiva al artista griego Dimitris Alithinos. Su nombre –se pronuncia Alizinós en griego- recuerda la palabra “verdadero” y no cabe duda que Dimitris Alithinos es un artista verdadero. De esos que no crean para acariciar las conciencias de los que mandan, ni para agradar a los espectadores que consideran el arte una decoración para su salón.


Esta es la primera retrospectiva para el artista ateniense que nació en 1945 y estudió Bellas Artes en Atenas y en Roma y Arquitectura en París. Desde principios de los años setenta, Alithinos ha participado en numerosas exposiciones tanto  personales como colectivas y representó a Grecia en la Biennale de São Paulo (1983), de Estambul (1989), de Venecia (1997) y del Cairo (1998).




Su obra no se limita a una sola disciplina, se extiende desde instalaciones hasta collages, utilizando la pintura, la escultura, en ciertas ocasiones el vídeo también. Lo que haga falta para trasmitir la idea. Porque la idea es fundamental en la obra de Dimitris Alithinos. Empezando en una época de reivindicaciones políticas que cambiaron también el arte y en plena dictadura en Grecia, Alithinos no se deja limitar ni por los materiales ni por los movimientos artísticos y se atreve desde el principio a hablar de lo social y lo político, manteniendo a lo largo de toda su obra el ser humano como protagonista principal. “Hablamos de salvar el mundo, pero, ¿qué pasa con salvar al ser humano?” dijo en la visita guiada que el mismo realizó hace unos días. El pretexto para tal pregunta era la obra más “universal” del artista, que empezó en 1981 y sigue hasta la actualidad. Bajo el nombre “Ocultaciones”, Dimitris Alithinos visita diversos lugares del mundo -176 hasta la fecha- y esconde bajo tierra obras suyas u otros objetos  -delante de público o completamente solo-. Desde Salónica, Estambul o Patras hasta Machu Picchu, Varanasi o las Islas de Pascua, pasando por Chipre y Barcelona, realiza un ritual con la intención de salvar la memoria, de proteger lo que pertenece a la cultura humana, de llamar la atención sobre lo que no se ve, en una época saturada por la imagen.

“En 1981 cavé por primera vez la tierra, para esconder una obra mía dentro. Cavaba, transformando lo que durante siglos era visible a no visible. Cavaba y escondiendo la imagen, liberaba su energía. Transformaba la ausencia en una perpetua emisión de mito. Cavaba –entonces- sin saber que esto iba a ser el comienzo de una obra, que sembraría por toda la Tierra” escribe Dimitris Alithinos en su libro “Historias de una obra liquida” (editorial Estía, 1997).


La retrospectiva incluye más de 100 obras de Dimitris Alithinos, desde sus primeras acciones en París y sus construcciones con su claro mensaje político hasta las instalaciones que ocupan gran parte de las salas del Museo, como la llamada “La nana de mi melancolía” o la más reciente “Sin título”, preparada especialmente para esta retrospectiva, con más de 2000 relojes cubiertos de tierra en el suelo, acompañando el mapa con los huevos y las postales por cada lugar donde realizó cada una de sus ocultaciones. 


Uno de sus collages

Una de las obras mas imponentes, la silla se mueve sin parar, 
provocando un ruido que acompaña al visitante durante toda su estancia en el museo

Dimitris Alithinos, un poeta de la imagen oculta, un griego sin rasgos nacionalistas que lleva sus verdades a dialogar con otras culturas del mundo, sigue su camino en el arte después de más de cuatro décadas sin perder el rumbo y nos hace cómplices –no espectadores- de su obra, que se revela con fuerza al que está dispuesto de dejarse sorprender.

Al final de la visita guiada, el mismo artista –cercano y encantador- preguntó si el público se había quedado con muchas preguntas para añadir justo después que eso era lo que realmente buscaba: “crear preguntas”.  Eso suele hacer el arte verdadero. El arte que aunque se cierre entre las paredes de un museo, es capaz de incendiar, si hace falta.

Dimitris Alithinos, Retrospectiva
14/02/2013 – 26/05/2013
Museo Nacional de Arte Contemporáneo
Vas. Georgiou B´ 17-19 & Rigillis, Atenas


Fotografías: Jana Tziveleki