domingo, 26 de abril de 2009

LA BELLEZA DEL CUERPO


Dicen que lo prometido es deuda, así que aquí me tenéis, relatando la crónica de mi primera visita (digo primera porque no será la última) a la magnífica exposición que desde hace unos días se puede contemplar en el Museo Arqueológico de Alicante (Marq): "La Belleza del cuerpo. Arte y pensamiento en la Grecia Antigua".



Dejé muy temprano mi ciudad, huyendo de la terrible e incruenta batalla que Moros y Cristianos llevaban a cabo por las calles, y me planté en el Marq justo a la hora de apertura de la exposición: las 10 de la mañana. ¡A quien madruga, Dios le ayuda!



Una vez dentro del museo y antes de entrar a la exposición, pude sentarme y contemplar un interesante vídeo en el que se nos explica detalladamente qué es lo que vamos a ver en el interior. ¡Yo que ustedes no me lo perdería, forasteros!



Ya traía de casa muy estudiado el plano de la exposición; así que, una vez dentro, me dirigí con pasito ligero a la sala donde se encuentra la pieza más preciada de la muestra: el discóbolo de Mirón. Y lo encontré allí, todavía solo, en el centro de un pequeño anfiteatro nocturno, en una de cuyas gradas me senté para contemplarlo durante casi diez minutos. Si lloré o no, sólo lo sabemos el vigilante, el propio discóbolo y yo. Bueno, ya os lo estáis imaginando...



Y luego vino cuando la matan a ella, digo... cuando desenfundé mi cámara (nada del otro mundo, por cierto) y dio comienzo la inevitable sesión fotográfica. Quería obtener fotografías del discóbolo desde ángulos distintos al habitual...



...como ésta.



Y ésta



O este detalle que nos aproxima más a la auténtica tonalidad que la luz proyecta sobre la escultura.



Claro que también hay más ejemplos de la belleza del cuerpo masculino, como esta preciosa estatua de mármol de un atleta victorioso, que data del siglo I, y es una réplica de un original griego de aproximadamente el 430 a. C.



Las señoras tampoco están ausentes de esta magnífica exposición. La mejor representante es, casi siempre, Afrodita. Esta estatua en mármol procede de Ostia (¿qué queréis que haga?, ¡el puerto de Roma se llama así !)



De nuevo Afrodita, la Afrodita de Cnido ahora, réplica de una estatua de mármol realizada por Praxíteles. Hermosa, ¿no?



La cerámica también ocupa un lugar importante en la exposición. En esta ánfora se representa al dios Hefesto regresando al Olimpo a lomos de un burro. (El busto que se ve reflejado representa a Hércules). ¡Me gusta esta foto!



Todas las salas del museo ofrecen una atmósfera tal vez demasiado oscura, pero que nos facilita la labor de aislarnos del mundo exterior y de los demás visitantes para concentrar nuestra atención en las obras expuestas. Lo único que no me gusta de la exposición es que la letra de las placas explicativas es muy pequeña y no se lee fácilmente en un entorno tan oscuro. ¡De algo me tenía que quejar!, ¿no?



Pero bueno, la exposición -como dicen los chavales de hoy en día- es una pasada. No me digáis que la perspectiva de esta sala no es impresionante.



Y esta figura no es ni más ni menos que luz proyectada sobre el suelo de una de las salas.



Tampoco faltan los mapas explicativos



Y así está decorado el pasillo por el que se accede a las distintas salas.


Bueno, pues se acabó lo que se daba. Lo que habéis visto aquí es una mínima muestra de las 125 magníficas piezas de arte griego que se pueden contemplar en la exposición. Además, la muestra principal va acompañada por otra, igualmente interesante, que lleva por título "Huellas Griegas en la Contestania ibérica" y de la que os hablaré próximamente. Si todvía no os habéis acercado a Alicante a ver la exposición, ya estáis tardando. Con los 3,00 € que cuesta la entrada podéis visitar todo el museo (las dos exposiciones temporales más la exposición permanente). Eso sí, el catálogo de la exposición cuesta 30,00 €, pero es muy recomendable y merece la pena hacer el gasto.



¡Saludos a tod@s!