jueves, 11 de febrero de 2010

EL EROTISMO EN LA ANTIGUA GRECIA

Eros y Psique besándose

Son varios los amigos residentes en Atenas que me han escrito estos días refiriéndome las excelencias de la exposición Eros: de la teogonía de Hesíodo a la Antigüedad tardía, que puede contemplarse hasta el próximo día 5 de abril en el Museo de Arte Cicládico de la capital griega. Se trata de un exhaustivo repaso al erotismo en la Antigüedad a través de más de 270 obras de arte procedentes de cincuenta museos de Grecia, Chipre Italia y Francia (entre ellos, los museos del Louvre y del Vaticano).


Un aspecto de la exposición en el Museo Cicládico

La exposición muestra el cambio de percepción que, en referencia a Eros, tuvo lugar en la Antigüedad , desde el siglo VIII a.C., cuando Eros es considerando como un dios poderoso, hasta los tiempos del Imperio Romano, en que Eros pierde su potencial y, bajo el nombre de Cupido, se convierte en un simple acompañante de Venus (Afrodita).


Falo colgante de bronce en forma de león

De acuerdo con a cosmogonía de Hesído, Eros nació del Caos y era el más bello de los inmortales, el que infundía la pasión a todos los seres. Así, la pasión erótica, representada en la figura de Eros, se consideró elemento primordial anterior a la creación del mundo y que incluso provocó su creación, dando vida a los seres a través de su fuerza de atracción. Otras tradiciones presentan a Eros como hijo de Urano y Gea o de Crono y Rea. Sin embargo, de acuerdo con la versión más aceptada, Eros era hijo de Afrodita y Ares.


Eros tensando su arco. Escultura en mármol

El hijo de Afrodita era un bellísimo niño, alado y armado con un arco, que disparaba sus flechas mágicas tanto sobre mortales como sobre dioses. En primavera, Eros abandonaba su residencia chipriota y visitaba a los hombres, repartiendo entre ellos su fuerza fecundadora. Eros atormentaba a sus víctimas haciendo que sus corazones ardieran de pasión y se olvidaran de toda conducta racional. Los griegos lo representaban con frecuencia junto a Psique (el alma y la personificación de los sentimientos humanos), a quien provocaba tanto dolor y lágrimas como un enorme sentimiento de ternura. Eros fue adorado junto a Anteros, que representaba la resistencia del corazón ante la pasión erótica. Eros era el que ama y Anteros el que es amado.


Encuentro erótico entre Zeus (convertido en cisne) y Leda

La exposición del Museo Cicládico nos muestra el comportamiento sexual tal como era en la Antiguedad, todavía inafectado por el sentimiento judeocristiano de pecado y culpabilidad que llegaría más tarde. Asi, se muestran abiertamente secciones dedicadas al falo (presidida ésta por un pene escultórico de casi dos metros), a los matrimonios entre dioses y héroes, al amor homoerótico, a la zoofilia o a la prostitución.


Recreación a tamaño natural de un lupanar de Pompeya

En la antigua Grecia los hombres podían mantener relaciones homosexuales sin problema, en principio solo se les permitió a los hombres libres, luego también se aceptó en el ejercito, y finalmente, fue habitual que hombres adultos apadrinaran a un chico de e
ntre 12 y 17 años para educarlo y cultivarlo con idea de que el día de mañana fuera un buen ciudadano.


Muchacho ofreciendo un regalo a su amante

"En la sociedad griega no existía la hipocresía, había mucha tolerancia, una forma m
uy abierta de ver el mundo que no daba tanta importancia al sentimiento de culpa", declaró el director de la exposición, Nicolaos Stampolidis, quien añadió que "el visitante debe venir con los ojos y la mente muy abiertos". Stampolidis dijo que organzar la exposición "no ha sido una tarea fácil. Es fácil escribir sobre el amor y el sexo en la poesía o en la prosa, pero no lo es tanto cuando se trata de representarlo visualmente". Los visitantes menores de dieciséis años deben acudir acompañados de un adulto.


Eros:
De la teogonía de Hesíodo
a la Antigüedad tardía
Museo Cicládico
Atenas
hasta el 5 de abril de 2010



Enlaces:
Página web oficial de la exposición
Suplemento del diario "To Vima" en pdf


Agradecimientos:
Constantinos Sfikas
Jristos Theodoridis