Zákynthos, la hermosa isla bañada por el Mar Jónico, patria de los poetas Dionisios Solomós y Andreas Calvos, se engalana estos días para acoger, un año más, las celebraciones de la Pascua ortodoxa. Una Pascua muy particular, con tradiciones y ritos únicos en toda Grecia, fuertemente influenciada tanto por Occidente (principalmente por los muchos años de dominio veneciano) como por Oriente (debido a las tradiciones que trajo desde Jerusalén el obispo Dionisios Latas en el siglo XIX).
Las celebraciones comienzan la víspera del Domingo de Ramos, es decir, el Sábado de Lázaro, cuando, a las 11 de la mañana, repican las campanas de todas las iglesias y se coloca el vayí (que en Zákynthos no es un ramo de laurel, como en el resto de Grecia, sino hojas verdes de palmera), acompañado por una rama de olivo, en todos los campanarios de la isla.
El Domingo de Ramos, después de la Santa Misa, se reparte el vayí en todas las casas como símbolo de bendición que los creyentes colocan junto a sus iconos. Al finalizar la Misa, comienza oficialmente el luto en todas las iglesias.
En la noche del Martes Santo cabe destacar la interpretación coral del Cántico de Kassianís, uno de los más hermosos himnos eclesiásticos:
El Jueves Santo por la mañana se celebra en todas las iglesias la Santa Misa, al término de la cual no volverán a sonar las campanas hasta la mañana del Sábado Santo. El luto se hace presente en toda la isla. Negros estandartes cuelgan de los balcones, las banderas ondean a media asta e incluso los isleños de mayor edad guardarán riguroso luto durante los dos próximos días. Hoy se leen los doce Evangelios que relatan la pasión de Cristo. Es tradición en toda Grecia que, tras la lectura del quinto Evangelio, se coloque en las iglesias una cruz de madera con Jesucristo crucificado. En Zákynthos, sin embargo, no aparecerá el Crucificado hasta que se termine de leer el undécimo Evangelio.
El momento cumbre de la Semana Santa de Zákynthos tiene lugar al mediodía del Viernes Santo, cuando comienza la -única en toda Grecia- Procesión del Crucificado desde el templo de san Nicolás, en la Plaza de Solomós, en cuyo exterior isleños y visitantes esperan impacientes la salida del crucifijo. Los miembros del clero, vestidos de negro, encabezan la Procesión del Crucificado, a quien acompaña, bajo un palio negro denominado Uranía, el icono de la Mater Dolorosa. La procesión, que recorre las principales calles de la ciudad, regresa a la Plaza de Solomós, donde, sobre un pedestal, el obispo bendice al clero y al pueblo con el Crucificado, haciendo la señal de la cruz a los cuatro puntos cardinales. La procesión terminará donde comenzó: en el templo de san Nicolás, donde se coloca la imagen de Cristo en el Epitafio.
En la madrugada del Sábado Santo tiene lugar la Procesión del Epitafio (representación simbólica de la tumba de Cristo), donde se coloca una imagen de Cristo muerto, tallada en madera, denominada Amnós. El epitafio en Zákynthos también es diferente a los del resto de Grecia. Aquí no se adorna con flores, puesto que está tallado en madera y revestido con hojas de oro y terciopelo. Una auténtica obra de arte. Miles de personas acompañan al Epitafio, que regresa al templo de san Nicolás unas dos horas más tarde .
Después tiene lugar la Primera Resurrección, durante la cual las amas de casa acudirán a la Plaza de san Marcos para cumplir con la tradición, similar a la de Corfú, de romper cántaros de barro.
En
la noche del Sábado Santo, en una Plaza de San Marcos abarrotada de
fieles que portan cirios encendidos, el obispo proclama la Resurrección
de Cristo cantando el Jristós Anesti al tiempo que comienza un
castillo de fuegos artificiales. Acto seguido, el icono de la
Resurrección, acompañado por el clero y la Filarmónica, regresa al templo de san Nicolás.
Καλή Ανάσταση!
Texto original escrito para La Pasión Griega en base a la publicación
Μεγαλοβδόμαδο στη Ζάκυνθο, del Ayuntamiento de Zákynthos
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