Una vez más llegan las celebraciones de la Pascua (este año coinciden en el calendario la Pascua ortodoxa y la católica) y nuevamente volvemos la mirada hacia la encantadora isla de Corfú. Seguramente, en ningún otro lugar de Grecia se celebra la Pascua de forma tan majestuosa, tan teatral y con una presencia tan importante de la música como aquí. Nos llaman la atención las bandas de música, las filarmónicas, con todos sus miembros impecablemente uniformados, con sus cascos bien abrillantados y sus coloridos penachos. La ciudad entera cambia su ritmo de vida durante estos días.
Desde el Lunes Santo el aroma de los tsurekia (bollos dulces de Pascua que aquí se denominan fogatses) inunda las calles de la ciudad de Corfú. Coros populares ofrecen conciertos de música religiosa y las actividades culturales se suceden una tras otra en todos los rincones de la isla.
El Jueves Santo es en la catedral donde se lleva a cabo la lectura de los Doce Evangelios, al tiempo que se van apagando, una a una, las doce velas encendidas previamente.
Desde el mediodía del Viernes Santo, comienzan las procesiones del Santo Entierro (Epitafios, literalmente: el llanto o lamento "sobre la tumba"), acompañadas por las bandas filarmóncas de la ciudad (la Antigua Filarmónica, la Filarmónica Mantzaros y la Filarmónica Capodistrias) que tocan cuatro diferentes composiciones clásicas: la "Marcha fúnebre" de Chopin, la "Sventura" de Mariani, la "Marcia funebre" de Verdi y el mítico "Adagio" de Albinoni. Cada Epitafio se acompaña de sus tortses (grandes cirios) y por sus correspondientes estandartes y candelabros. La iluminación artificial de la calle, que ahora se ha tornado de color morado, participa también en la manifestación de duelo. En el Listón, la atmósfera es especialmente conmovedora; allí es esperado el Epitafio de la catedral, cuya procesión comenzó a las 9 de la noche.
La "Heroica" de Beethoven despierta a los corfiotas muy temprano en la mañana del Sábado Santo. Son las sociedades filarmónicas que acompañan a san Spyridión, el patrón de la ciudad. A las once cambia por completo el ambiente con la celebración de la Primera Resurrección. Es ahora cuando hay que buscar un buen lugar en el Pentofánaro para contemplar la antiquísima tradición de arrojar enormes cántaros de cerámica llenos de agua desde los balcones bellamente engalanados con telas de color burdeos. Inmediatamente después, las filarmónicas comienzan a tocar marchas mucho más alegres, recibiendo, ahora sí, por primera vez los aplausos del público (hasta entonces prohibidos debido al duelo). A partir de ahora comienzan las celebraciones por la Resurrección. Todo será alegría, gente alborotada, repique de campanas, fuegos artificiales...
A diferencia del resto de Grecia, el Domingo de Pascua no es costumbre en Corfú el súvlisma, o asado a estaca del cordero. Las familias toman más bien carne asada al horno acompañada por una sopa, aunque cada vez son más los corfiotas que ese día salen a comer a las tabernas de fuera de la ciudad, mientras que algunos hoteles organizan el tradicional asado del cordero con fiesta incluída.
Como curiosidad, diremos que también se celebra la Pascua católica en Corfú. La comunidad católica saca en procesión las esculturas del Cristo yacente y del Cristo resucitado, tan distintas del estilo ortodoxo tradicional, provocando imágenes que bien podrían ser las de cualquier procesión católica de España o Italia, pero que resultan del todo inesperadas y sorprendentes en un país abrumadoramente ortodoxo como Grecia.
Καλό Πάσχα!