jueves, 28 de enero de 2016

UN POEMA DE PETROS MALAMIDIS

Obra de Constantinos Kyrtís


Recosté
sobre los hombros del silencio la entereza.

Los ojos abrí despacio
al borde de los sueños
y vi que del crepúsculo de la esperanza,
así hondamente grabado por vez primera
en el grandioso deseo de mi corazón,
de un golpe arrancó la mente su peso
y se borró
y se borró de una vez por todas.

Desperté libre
con los ojos abiertos y
taciturno, 
con la cabeza de nuevo sobre los hombros recostada.

Me miré
en el agua azul marino de mi aurora
que alguna vez bañó la piel en juventud
y vi oscuridad sin fondo
el rostro junto a mi alma.

Me estremecí.
La mirada volví a lo alto
y el cuerpo boca arriba deposité
en los brazos de la tierra.

Me dormí.
Vi las estrellas, la luna, a Dios
y a mí solo
me vi.

[Extraído del libro "Reflexiones en un sacro jardín marino" / "Στοχασμοί σ’ ιερό θαλασόκηπο", edición bilingüe griego-español, traducción de Vasilikí Rouska y Emmanuel Vinader. Editorial Pigmalión (Madrid, 2015)]