Son muy pocas las obras musicales de la Antigua Grecia que han llegado hasta nuestros días. Aunque no demasiados, afortunadamente han llegado hasta nosotros algunos fragmentos de composiciones musicales de aquella época conservados en trozos de papiros o grabados en lápidas de mármol. A quienes sientan curiosidad por conocer cómo sonaba la música en la Grecia clásica, les recomiendo el siguiente disco:
En la cultura griega el término μουσική (música) no se refería sólo al arte de los sonidos, sino que comprendía también el texto poético y la danza, y el músico era frecuentemente el autor tanto de la melodía como de la letra y las coreografías. Originariamente el canto era acompañado de instrumentos que se tocaban al unísono. Con el tiempo las partituras se hicieron más complejas y se llegó a la creación de grandes orquestas.
Se empezó probablemente a escribir música entre el siglo V y el IV a.C., mediante un sistema alfabético que distinguía las notaciones vocales de las instrumentales, pero la composición y la transmisión sigueron siendo sobre todo orales.
Los instrumentos más extendidos, con los que se acompañaban el canto de los poetas y los coros de las tragedias eran la lyra, hecha con un caparazón de tortuga y con unas cuerdas de tripa en su concavidad, y el aulós, un aerófono de lengüeta.
En Grecia la música estaba considerada como un medio eficaz para la educación moral de los ciudadanos. En Atenas formaba parte de la instrucción primaria, junto con la escritura, y en Esparta los jóvenes recibían formación musical porque la cadencia rítmica de los coros se consideraba preparatoria para la disciplina en los movimientos de los batallones, ya que el aulós y los cantos acompañaban los desplazamientos del ejército. También en el gimansio el entrenamiento estaba acompañado por el sonido de la flauta. La música era inseparable siempre de las ceremonias públicas, tanto civiles como religiosas.
El "Epitafio de Seikilos"
El "Epitafio de Seikilos" es la única composición musical completa de la Antigua Grecia que ha llegado hasta nuestros días. Se trata de una inscripción epigráfica sobre una columna de mármol que se colocó sobre la tumba que Seikilos había hecho construir para su esposa Euterpe, en Aydin, en la actual Turquía. El texto nos habla de la brevedad de la vida, y la melodía, escrita en modo frigio y género diatónico, se desenvuelve en un ámbito de octava justa. El tema, de tonalidad melancólica, clasificado como skolion o canción para beber, está precedido por el siguiente texto:
"Soy una imagen de piedra. Seikilos me puso aquí, donde soy por siempre, el símbolo de la evocación eterna"
El escrito contiene las siguientes palabras sobre las que se desarrolla la melodía:
ὅσον ζῇς, φαίνου, μηδὲν ὅλως σὺ λύπου·
πρὸς ὀλίγον ἐστὶ τὸ ζῆν, τὸ τέλος ὁ χρόνος ἀπαιτεῖ.
πρὸς ὀλίγον ἐστὶ τὸ ζῆν, τὸ τέλος ὁ χρόνος ἀπαιτεῖ.
- "Brilla, mientras estés vivo,
- no estés triste,
- porque la vida es por cierto breve,
- y el tiempo exige su retribución"
La estela desapareció en 1922 durante la denominada "catástrofe de Asia Menor". Más tarde se encontró, rota en su base. Una mujer turca la tenía y la usaba para apoyar una maceta en su jardín, y la base había sido cortada. Hoy se encuentra en el Museo Nacional de Dinamarca.
En el siguiente vídeo podéis escuchar el "Epitafio de Seikilos" que, al menos a mí, me resulta encantador y me hace recordar ciertas composiciones de música medieval y celta: