jueves, 7 de enero de 2010

MAR JÓNICO: EL VERTEDERO DE LA MAFIA


La Playa del Naufragio, Zakynthos


¿Quién no ha pegado alguna vez la nariz a la ventanilla del avión para contemplar los primeros trozos de tierra que Grecia ofrece al viajero que llega desde el oeste? Las Islas Jónicas son como unas niñas traviesas que abandonan los faldones de la madre y salen al patio a recibir al nuevo visitante. La elegante Corfú -siempre cuchicheando con el vecino albanés- Lefcada, Cefalonia, la mítica Ítaca y la hermosa Zakynthos se bañan risueñas en el histórico mar Jónico, un mar que alguien está matando de manera lenta y silenciosa.

Un antiguo miembro de la mafia calabresa advirtió a las autoridades griegas sobre los residuos tóxicos que están siendo depositados en el mar Jónico. El pasado mes de septiembre Francesco Fonti relató a las autoridades italianas cómo él mismo estuvo personalmente involucrado en el hundimiento de barcos que contenían material radiactivo en el mar Jónico, como parte de una operación que sorteaba las leyes locales.

Según la organización medioambiental Legambiente, al menos 30 transportes habrían sido hundidos de esta manera en las dos últimas décadas. Siete de ellos habrían ido a parar cerca de las islas griegas de Paxoi, Cefalonia y Zakynthos.




Fonti asegura que los barcos contenían residuos tóxicos de empresas farmaceúticas que pagaron a la mafia entre 1,5 y 15 millones de euros por cada navío hundido. "Es necesario que haya una búsqueda conjunta de material radioactivo", dijo al diario Kathimeriní el director del Comité de la Energía Atómica de Grecia, Jristos Jusiadis, quien pidió que se informara a las autoridades griegas sobre los lugares exactos en los que se hundieron los barcos.

Mientras tanto, las autoridades italianas siguen investigando si los 120 contenedores encontrados en un barco a unos 22 kilómetros de la costa de Calabria contienen residuos tóxicos.

El escritor Roberto Saviano asegura que uno de los mercados más lucrativos de la mafia es el de la eliminación de residuos que, según las investigaciones del periodista, se entierran en cualquier sitio o se lanzan al mar.



Fuentes:
Kathimerini
Diario de Mallorca