domingo, 13 de abril de 2014

EL CORREDOR INMÓVIL



ESTÁ TRISTE EL CORREDOR que corre solo y cubre grandes distancias sin público y sin rival.
   Está triste el corredor que no corre para llegar el primero, que no corre siquiera para llegar.
   Está triste el corredor solitario y casi inmóvil.

***

«¿Adónde vais, días míos?», pregunta, «pequeños pájaros, ¿adónde vais tan deprisa?»
   «Nosotros no vamos a ningún lugar, nosotros no somos pájaros; una corona de siete hojas somos, capitel de piedra en la columna inamovible del tiempo. Tú vuelas continuamente, tú emigras hacia una época más gélida, hacia un invierno sin fin».

***

ESA FUERZA que de la tierra surge, sus pantorrillas atraviesa, sus muslos, las entrañas y hasta su corazón, casi, llega esa fuerza que le aterra; la rechaza, la obliga a regresar de nuevo a la tierra. Por eso tampoco consiguió, nunca, volar.


Aryiris Jionis ("El corredor inmóvil", 1996)

 ©  Traducción de E.V.


Αργύρης Χιόνης
«Ο ακίνητος δρομέας»
Εκδόσεις Νεφέλη
Αθήνα 1996


El corredor inmóvil llamó a mi puerta una luminosa mañana de abril. Portaba un sobre franqueado en Atenas, lleno de versos y de besos, y desprendía un calor que confirmaba la existencia de una llama invisible que ni el tiempo, ni tempestades ni vientos han conseguido extinguir.