Cazas griegos y turcos
realizaban cientos de simulacros de enfrentamiento sobre el mar Egeo cada año,
que ahora casi han desaparecido
La fuerza aérea griega no
tiene para combustible. Al menos eso se desprende de la drástica reducción de
simulacros de combates aéreos con la aviación turca, cuyo número ha descendido
vertiginosamente en los últimos dos años, coincidiendo con la crisis que asola
Grecia. Los encontronazos entre los cazas de ambos países (denominados
«dogfights» en la jerga de los pilotos) son una tradición para estos dos
ejércitos, enemigos históricos desde que Grecia se independizó del Imperio
Otomano.
Y dado que Turquía continúa
reivindicando la soberanía sobre algunas islas del mar Egeo que hoy pertenecen
a Grecia, era frecuente que unos u otros penetrasen en el espacio aéreo del
vecino, provocando un enfrentamiento aéreo que, a veces, terminaba en tragedia.
En 2006, por ejemplo, dos aviones F-16 colisionaron en el aire, provocando la
muerte del piloto griego.
Hasta hace poco, se
producían entre trescientos y quinientos «falsos combates» al año. Los
oficiales de aviación de ambos países los veían como un elemento fundamental en
la formación y el entrenamiento de sus pilotos. Pero en 2011, el número de
estos incidentes se redujo a apenas un centenar, y no han dejado de descender
desde entonces.
Objetivo,
acabar con los enfrentamientos
En enero de este año se han
producido 9 confrontaciones, frente a las 34 del año pasado en el mismo
período, según ha indicado la Fuerza Aérea turca. Del mismo modo, se ha pasado
de 61 minutos de falsos combates en enero de 2012 a 14 minutos en 2013.
No parece que esta reducción
preocupe mucho a las autoridades turcas, cuyo Ministro de Exteriores, Ahmet
Davutoglu, ya anunció en 2010 su intención de terminar con este tipo de
simulacros de combate. «Ése es nuestro objetivo», afirmó el primer ministro,
indicando su propósito de «minimizar riesgos sobre el Egeo y extender las áreas
de interés común».
Estos vuelos han sido
criticados tanto dentro como fuera de Grecia por su prohibitivo coste,
valorados en 11.000 dólares por cada sesenta minutos de falso combate. En 2009,
se estimaba que cada vuelo suponía una media de 5.000 euros, y la totalidad de
sus aviones acumulaban unas 3.000 horas de vuelo al mes.
Reducción
importante
Desde el inicio de la
crisis, el presupuesto militar se ha reducido casi a la mitad, pero a pesar de
ello, Grecia todavía gastó en defensa por encima del 2,5 % de su PIB en 2012,
según datos de la OTAN hechos públicos el mes pasado. De los países de la
Alianza Atlántica, tan sólo EE.UU. y el Reino Unido tuvieron un gasto militar
proporcional superior, y únicamente Estonia superó el 2 % del PIB. En
comparación, Turquía gastó una cifra cercana al 1,7 %.
Hace un año, el ex primer
ministro griego, Kostas Simitis, aseguró que, en caso de que estallase una
guerra con Turquía, ésta duraría apenas «dos o tres horas», lo que convierte la
inversión en armamento en «inútil». «Grecia no debería malgastar sus recursos
en armamento. En su lugar debería volcarse en la UE para resolver cualquier
conflicto. La UE debería ser el garante de la seguridad externa de Grecia»,
aseguró en una conferencia.
Turquía y Grecia se han
enfrentado en cuatro guerras durante el siglo XX, la última de ellas en 1974, a
propósito de la cuestión de Chipre. Pero en 2010, las Fuerzas Armadas de
Turquía eliminaron toda referencia a Grecia como una amenaza en su estrategia
oficial de seguridad nacional. Los tiempos han cambiado.