El Museo de Reproducciones Artísticas de Bilbao, dependiente de la Diputación Foral de Bizkaia y del Área de Cultura y Educación del Ayuntamiento de Bilbao, ha inaugurado hoy la exposición “Greziar simmetria. Belleza al desnudo”. El Museo pretende ofrecer una visión didáctica del significado de la belleza para los antiguos griegos y de cómo su percepción ha influido en nuestra forma de ver el mundo y en el desarrollo del concepto de lo bello, en el contexto de la civilización occidental.
En un mundo como el actual, en el que lo bello parece banalizarse hasta el extremo de convertirse en moneda de cambio, no está de más pararse a reflexionar y preguntarse ¿Qué es realmente la belleza?
La exposición “Greziar simmetria. Belleza al desnudo” aprovecha la excelente selección de obras griegas de la colección de reproducciones artísticas del Museo para ofrecer un recorrido que abarca los conceptos clave de la idea de belleza para la antigua Grecia. La visita a la nueva exposición temporal ofrece la oportunidad de compartir esa búsqueda incesante de la belleza que fue el motor del arte griego y comprender, hasta que punto, sus raíces son también las nuestras.
Para esta exposición se han seleccionado obras, cuyos originales pueden visitarse en el Museo Británico, Museos Vaticanos, Museo del Louvre, Gliptoteca de Munich o Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, entre otros. De todas las piezas seleccionadas, seis (Venus agachada, Guerrero moribundo, Homero, Minerva, Discóbolo de Alcamenes y un fragmento del Friso de las Panateneas) nunca han sido expuestas en la sede de la Iglesia del Corazón de María. Además, a dos de las piezas seleccionadas para la muestra, la Afrodita Cnidia y la Venus de Milo, que han permanecido puntualmente ocultas como consecuencia de las diversas exposiciones temporales, se les dará un emplazamiento nuevo y destacado dentro del conjunto de la muestra.
La muestra, repartida en dos plantas del Museo, se estructura en seis secciones (“Kalos: más allá de lo bello”; “Kanon: equilibrio, simetría, proporción”; “Arete: la búsqueda de la excelencia”; “El juicio de Paris”; “La resurrección de lo griego”; y “La cara, espejo del alma”), y permanecerá abierta hasta el 15 de abril del próximo año.
El Museo de Reproducciones se apoya en una pantalla táctil mediante la que se prodrá consultar un microsite interactivo que estará a disposición de los visitantes para ofrecer una información más detallada de las obras, la época y el contexto en que fueron realizadas. El cuerpo masculino, el cuerpo femenino, el ideal mítico, el canon de Policleto, el canon de Lisipo, la influencia pitagórica, el héroe, los deportes de guerra, el desnudo, Atenas en Roma, colecciones y coleccionistas, el Grand Tour, los retratos en Grecia y Roma, en el renacimiento o en el neoclasicismo son algunos de los temas que se pueden abordar con detalle en pantalla táctil. Además, mediante un código QR las personas visitantes se podrán descargar al teléfono móvil los contenidos de ese mismo microsite.
Secciones
La sección “Kalos: más allá de lo bello” reflexionará sobre los conceptos de belleza interna y externa y la recepción que el mundo occidental ha hecho de la idea grecolatina, expresada en el siglo II, por el poeta Juvenal, en la frase mens sana in corpore sano. El cuerpo perfecto que representa la escultura griega, en especial el del hombre, no es sino la envoltura física de unos ideales que van más allá de lo puramente estético y que se enraízan en la estructura social y el pensamiento filosófico del universo griego.
En esta sección encontramos “El discóbolo de Alcamenes”. De acuerdo con Plinio el Viejo, Alcamenes trabajó el mármol y realizó en bronce una figura de pentatleta. La escultura, también citada con el nombre de Encrinómenos (el elegido para los Juegos) representa a un discóbolo, justo en el momento previo al lanzamiento, para el que tendrá que cambiar de mano el disco que aquí porta en la izquierda. Todo en la figura del atleta sugiere el movimiento que se producirá a continuación, desde la posición de los pies, hasta el torso y el giro de la cabeza. Pero lo hace de una forma extremadamente sutil, muy típica del autor.
La sección “Kanon: equilibrio, simetría, proporción” aborda el concepto de la proporción, uno de los más asociados al arte clásico. Buena parte de las preocupaciones que los artistas griegos, de todas las épocas, reflejaron en su arte, estuvieron conectadas con la correcta representación del cuerpo humano, en lo que a la relación entre sus diversas partes se refiere. Policleto supo expresar estas ideas por medio de la escultura y de la teoría estética, abriendo el camino para la teorización sobre la belleza, su representación y la percepción que de la misma tiene el ser humano.
Los visitantes podrán observar “El Diadumeno”, obra que trata de analizar los límites propios del contraposto, una composición por medio de la cual, según los textos clásicos, las figuras se sitúan “de pie sobre una pierna”. Esta composición lleva consigo toda una distribución compensatoria de pesos y formas que permiten observar la relación orgánica existente entre los elementos esenciales del cuerpo humano, que varía en función de la fuerza ejercida sobre cada uno de ellos.
En la sección “Arete: la búsqueda de la excelencia” se explica uno de los conceptos morales implícitos en la idea de belleza griega: areté. El término hacía referencia a la búsqueda de la excelencia y la virtud que todo ciudadano debía perseguir en el transcurso de su vida, para honrarse a sí mismo, a su estirpe y a su polis.
Desde los tiempos arcaicos, la areté fue patrimonio de las mejores familias y debía ser cultivada tanto por medio del cuerpo y la forma física, como por las hazañas bélicas, los deportes o la oratoria. Los oligarcas donaban armas para la defensa de la ciudad-estado y, en caso necesario, estaban dispuestos a recibir a la “bella muerte” (kalos tanatos). Todo para honrarse ante los dioses y alcanzar ese estado de excelencia que los haría sobresalir por encima de todos.
La obra “Guerrero moribundo” representa a un soldado herido en el flanco por una espada, que yace desplomado en el suelo, consciente del destino que le sobrevendrá en unos instantes. Su cuerpo entero se rinde al peso de la muerte mientras su rostro parece ser consciente del final. Esta figura de un guerrero caído se representa en el frontón oriental del templo dedicado a la diosa Afaia por los artistas eginetas, entre los años 500 y 480 a. C.
La sección “El Juicio de Paris” recoge el que podría considerarse como el primer concurso de belleza de la historia, uno de los temas recurrentes del arte desde la antigüedad. Esta historia cuenta el mito del Juicio de Paris quien tuvo que elegir a la diosa más bella del Olimpo entre tres contendientes. Cada una de ellas ofreció al héroe troyano un don para hacer recaer la elección sobre ella. Hara, la reina del Olimpo, le concedería dominio sobre el mundo; Atenea, la diosa guerrera, la victoria y la sabiduría en sus elecciones; y, finalmente, Afrodita, la diosa de la belleza, a la mujer más bella sobre la tierra, Helena, esposa del rey espartano, Menelao. La elección de Paris, que se decantó por esta última, desataría las iras de dioses y hombres en el ciclo épico más célebre de la antigüedad: la Guerra de Troya.
El mito, heredado con posterioridad por la cultura occidental, a través del pensamiento renacentista, servirá de ejemplificación acerca de la correcta elección en el camino vital: la búsqueda del poder terrenal, de la gloria militar o de los afectos personales. De este modo, a partir del relato de Paris, se establecerán innumerables debates filosóficos, a lo largo de la historia, relativos al ideal de vida de cada época.
En la exposición se muestra una reproducción del oleo “El Juicio de Paris” de Rubens en el que se ve a las tres diosas que se disputan la manzana de la discordia. En el centro destaca Afrodita que, bajo el aspecto de la segunda esposa del artista, sostiene un manto rojo y se acompaña de Eros. Mientras, a ambos lados, se observa a Hera, a la que se distingue por su atributo, el pavo real, y a Atenea, con las armas que la identifican depositadas a sus pies. Completan la escena las figuras de Paris y de Hermes.
Esta sección se completa con las esculturas de Hera (fragmento del Friso de las Panateneas), Minerva y Venus agachada. El fragmento del Friso de las Panateneas, que decoraba la parte central del lado este del Partenón, representa a la diosa sentada junto a Zeus entronizado. La escultura de Minerva presente en la exposición se desplaza de los cánones habituales en la representación de la diosa, mostrándola en su aspecto menos belicoso. En la Venus agachada que se podrá ver durante la muestra, Afrodita levanta su brazo derecho, mientras gira su cuerpo, formando una composición en espiral, típica de la época helenística.
En el apartado “La resurrección de lo griego” se reflexiona sobre el renacer del espíritu grecolatino experimentado por Europa a partir del siglo XV, reflejo de los cambios sociales e intelectuales ocurridos a partir del final de la Edad Media. La revolución del pensamiento renacentista, unida al interés por los recientes descubrimientos arqueológicos de la antigüedad, harán florecer un arte plagado de referencias clasicistas.
Así, esculturas que habían ocupado un lugar secundario en el panorama artístico del mundo griego, se convertirán en los nuevos hitos creadores de belleza para la civilización occidental.
Los visitantes podrán ver el Apolo Belvedere, la Venus de Milo, el Apoxiomenos y la Afrodita Cnidia. De todas las esculturas exhibidas en Roma, una de las que más alabanzas recibió desde el momento de su hallazgo fue el Apolo Belvedere. Su rostro, elogiado por todos los críticos y artistas ha sido, durante siglos, la encarnación de la belleza perfecta y ha servido de modelo a artistas tan notables como Miguel Ángel.
La Venus de Milo, una figura fragmentaria de la diosa Afrodita, se ha convertido, al igual que el rostro del Apolo Belvedere, en un modelo de belleza, en este caso femenino.
La figura del atleta Apoxiomenos, que se rasca con un estrigilo para quitarse del cuerpo la suciedad que se ha acumulado en él, tras el ejercicio físico, es considerada una de las obras maestras de Lisipo, el gran escultor del siglo IV a.C.
La obra de la Afrodita Cnidia, creada por Praxíteles, se convirtió en un auténtico fenómeno turístico en el mundo griego. La primera representación de una diosa desnuda fue vendida a los habitantes de la isla de Cnido, para ser instalada en el santuario de la divinidad. Allí, fue el centro de atención, modelo de belleza, que llegó, incluso, a enamorar a los visitantes con su sola presencia.
La última sección, “La cara, espejo del alma” se centra en esa idea formulada ya en el siglo V a.C, en la que se planteaba que la realidad del rostro de cada individuo reflejaba su posicionamiento ante la vida y ante los dioses. Muchos serán los teóricos que siglos después aplicarán la ciencia al conocimiento artístico, entre ellos Johann Caspar Lavater, sacerdote suizo que postulaba que el carácter de cada individuo estaba directamente reflejado en su fisonomía.
En este apartado se pueden admirar el busto de Homero, así como obras realizas expresamente para la ocasión a partir de esculturas del Museo como la cabeza de Demóstenes, la cabeza de uno de los centauros del Partenón y la cabeza de Iris; y copias nuevas como una Cabeza de anciana o un Busto de Alejandro Magno.
Greziar simmetria. Belleza al desnudo
Museo de Reproducciones Artísticas de Bilbao
Hasta el 15 de abril de 2012
Fuente:
www.bizkaia net
Enlaces:
Museo de Reproducciones Artísticas de Bilbao