Desde el pasado domingo puede visitarse en el Museo Arqueológico de Tesalónica la exposición "Los Judíos en Tesalónica. Huellas imborrables en el tiempo", que se presenta en el marco de la Tercera Bienal de Arte Contemporáneo de la capital de Macedonia. Es la primera vez que la iniciativa de organizar una gran exposición sobre la presencia judía en la segunda ciudad de Grecia surge fuera del seno de la Comunidad Israelita de la ciudad.
Hallazgos arqueológicos, imágenes, grabados, textos, mapas, objetos de uso cotidiano, grabaciones, relatos, testimonios, fotografías de personas y edificios conseguirán introducir al visitante en la atmósfera de la presencia del pueblo hebreo en Tesalónica a lo largo -ahí es nada- de veintitrés siglos. Una presencia tangible y latente, todavía hoy, en muchos rincones de la ciudad; unas huellas que permanecen imborrables a pesar de que uno de los principales objetivos de la ocupación alemana, durante la II Guerra Mundial, fue hacerlas desaparecer.
La primera unidad de la exposición nos remite a la actual Universidad Aristóteles de Tesalónica, construída sobre el antiguo cementerio judío, donde excavaciones en las décadas de los años '60 y '70 del pasado siglo sacaron a la luz monumentos funerarios de los siglos III al V de nuestra era que constituyen las primeras muestras arqueológicas de la presencia judía. Durante la época de dominación romana, las tumbas de los judíos se encontraban junto a las de los cristianos, hecho que viene a demostrar las estrechas relaciones entre ellos. "Todos los datos indican que los Judíos de Tesalónica, al igual que los de otras comunidades hebreas de Macedonia como Veria y Fílipi, estaban en gran medida incorporados en la sociedad en la que vivían y para nada constituían un grupo marginal", explican los comisarios de la exposición. A partir de 1492, con el establecimiento en Tesalónica de los judíos sefardíes llegados desde España, el cementerio judío se propagó por toda la extensión de la actual Ciudad Universitaria. La prohibición judía de desenterrar a los muertos provocó la contínua extensión del cementerio. Sin embargo, bastaron unos pocos días para que los nazis destruyeran aquello que se conservó intacto durante siglos. En 1942, los invasores alemanes convirtieron el cementerio en un revoltijo de lápidas rotas y huesos diseminados. Con los restos de las lápidas judías los nazis pavimentaron caminos e incluso llegaron a construir una enorme piscina.
El protagonista de la segunda unidad de la exposición es el centro de la ciudad de Tesalónica en la forma que tenía antes del gran incendio de 1917. Allí se desarrollaron el barrio judío de Rogos y otros centros en torno a los cuales giraba la vida social de los hebreos. Entre ellos podemos destacar el gran Colegio de la Alliance, en la confluencia de las calles Aristotélus y Mitropóleos; el gran bazar, a la altura de la actual calle Vasiléos Iraklíu, con sus cristalerías y tiendas de alimentación; y más al norte la sinagoga central y el Gran Rabinato. También en la zona, la Plaza Elefcerías o de la Libertad, escenario de uno de los más dramáticos acontecimientos de la historia de la Comunidad Judía de la ciudad: allí, el sábado 11 de julio de 1942, concentraron los nazis a los judíos tesalonicenses cuyo destino final sería la muerte en los campos de concentración y las cámaras de gas que acabarían con la vida de más de 50.000 personas: la mayor comunidad judía de Grecia.
La tercera unidad de la exposición nos transporta a la zona oriental de Tesalónica. El distrito de los palacetes y las torres señoriales se extendía a lo largo de la línea del tram, paralela al mar, en la actual avenida Vasilísis Olgas. Allí se encontraban los consulados y las mansiones de la burguesía. De las casi cien villas existentes entonces -ejemplos únicos de una hermosa herencia arquitectónica- hoy apenas se conservan unas pocas, algunas de las cuales pertenecieron a familias preeminentes de la comunidad judía de la ciudad, como los Modiano, los Capantzí y los Alatini.
Finalmente, la última unidad de la exposición se centra en la zona de la antigua estación de ferrocarril. En contra de la extendida opinión de que todo judío es una persona rica y opulenta, gran parte de la población judía de Tesalónica vivía en condiciones de extrema pobreza. Los judíos pobres vivían en edificios ruinosos del centro y en asentamientos en la zona más occidental de la ciudad, principalmente en las cercanías de las líneas del ferrocarril. Una de las más pobres barriadas judías de aquella zona era la denominada como "Hirsch", en el actual Vardari, que los alemanes convirtieron durante la Ocupación en un ghetto. Desde allí salió un tren con más de treinta vagones, un tren sin retorno que condujo a más de 2.800 judíos de Tesalónica al campo de concentración de Auschwitz.
Hallazgos arqueológicos, imágenes, grabados, textos, mapas, objetos de uso cotidiano, grabaciones, relatos, testimonios, fotografías de personas y edificios conseguirán introducir al visitante en la atmósfera de la presencia del pueblo hebreo en Tesalónica a lo largo -ahí es nada- de veintitrés siglos. Una presencia tangible y latente, todavía hoy, en muchos rincones de la ciudad; unas huellas que permanecen imborrables a pesar de que uno de los principales objetivos de la ocupación alemana, durante la II Guerra Mundial, fue hacerlas desaparecer.
La primera unidad de la exposición nos remite a la actual Universidad Aristóteles de Tesalónica, construída sobre el antiguo cementerio judío, donde excavaciones en las décadas de los años '60 y '70 del pasado siglo sacaron a la luz monumentos funerarios de los siglos III al V de nuestra era que constituyen las primeras muestras arqueológicas de la presencia judía. Durante la época de dominación romana, las tumbas de los judíos se encontraban junto a las de los cristianos, hecho que viene a demostrar las estrechas relaciones entre ellos. "Todos los datos indican que los Judíos de Tesalónica, al igual que los de otras comunidades hebreas de Macedonia como Veria y Fílipi, estaban en gran medida incorporados en la sociedad en la que vivían y para nada constituían un grupo marginal", explican los comisarios de la exposición. A partir de 1492, con el establecimiento en Tesalónica de los judíos sefardíes llegados desde España, el cementerio judío se propagó por toda la extensión de la actual Ciudad Universitaria. La prohibición judía de desenterrar a los muertos provocó la contínua extensión del cementerio. Sin embargo, bastaron unos pocos días para que los nazis destruyeran aquello que se conservó intacto durante siglos. En 1942, los invasores alemanes convirtieron el cementerio en un revoltijo de lápidas rotas y huesos diseminados. Con los restos de las lápidas judías los nazis pavimentaron caminos e incluso llegaron a construir una enorme piscina.
El protagonista de la segunda unidad de la exposición es el centro de la ciudad de Tesalónica en la forma que tenía antes del gran incendio de 1917. Allí se desarrollaron el barrio judío de Rogos y otros centros en torno a los cuales giraba la vida social de los hebreos. Entre ellos podemos destacar el gran Colegio de la Alliance, en la confluencia de las calles Aristotélus y Mitropóleos; el gran bazar, a la altura de la actual calle Vasiléos Iraklíu, con sus cristalerías y tiendas de alimentación; y más al norte la sinagoga central y el Gran Rabinato. También en la zona, la Plaza Elefcerías o de la Libertad, escenario de uno de los más dramáticos acontecimientos de la historia de la Comunidad Judía de la ciudad: allí, el sábado 11 de julio de 1942, concentraron los nazis a los judíos tesalonicenses cuyo destino final sería la muerte en los campos de concentración y las cámaras de gas que acabarían con la vida de más de 50.000 personas: la mayor comunidad judía de Grecia.
La tercera unidad de la exposición nos transporta a la zona oriental de Tesalónica. El distrito de los palacetes y las torres señoriales se extendía a lo largo de la línea del tram, paralela al mar, en la actual avenida Vasilísis Olgas. Allí se encontraban los consulados y las mansiones de la burguesía. De las casi cien villas existentes entonces -ejemplos únicos de una hermosa herencia arquitectónica- hoy apenas se conservan unas pocas, algunas de las cuales pertenecieron a familias preeminentes de la comunidad judía de la ciudad, como los Modiano, los Capantzí y los Alatini.
Finalmente, la última unidad de la exposición se centra en la zona de la antigua estación de ferrocarril. En contra de la extendida opinión de que todo judío es una persona rica y opulenta, gran parte de la población judía de Tesalónica vivía en condiciones de extrema pobreza. Los judíos pobres vivían en edificios ruinosos del centro y en asentamientos en la zona más occidental de la ciudad, principalmente en las cercanías de las líneas del ferrocarril. Una de las más pobres barriadas judías de aquella zona era la denominada como "Hirsch", en el actual Vardari, que los alemanes convirtieron durante la Ocupación en un ghetto. Desde allí salió un tren con más de treinta vagones, un tren sin retorno que condujo a más de 2.800 judíos de Tesalónica al campo de concentración de Auschwitz.
"Los Judíos en Tesalónica.
Huellas imborrables en el tiempo"
Museo Arqueológico de Tesalónica
Manoli Androníku 6
54621 Tesalónica
Información: Tel. (30) 2310 830 538
del 18 de septiembre de 2011
al 3 de septiembre de 2012
"Tres hermanicas eran" (romance sefardí)
Savina Yannatu & Primavera en Salonico
Tres hermanicas eran,
blancas de rosa y ramas de flor.
Tres hermanicas eran,
tres hermanicas son.
Las dos eran casadas,
blancas de rosa y ramas de flor.
Las dos eran casadas,
la chica en perdición.
Su padre con vergüenza,
blancas de rosa y ramas de flor.
Su padre con vergüenza
a Rodas la envió.
En medio del camino,
blancas de rosa y ramas de flor.
En medio del camino
castillos la fraguó.
Ventanas hizo alta,
blancas de rosa y ramas de flor.
Ventanas hizo altas
porque no sube varón.
Imágenes: To Vima
Huellas imborrables en el tiempo"
Museo Arqueológico de Tesalónica
Manoli Androníku 6
54621 Tesalónica
Información: Tel. (30) 2310 830 538
del 18 de septiembre de 2011
al 3 de septiembre de 2012
"Tres hermanicas eran" (romance sefardí)
Savina Yannatu & Primavera en Salonico
Tres hermanicas eran,
blancas de rosa y ramas de flor.
Tres hermanicas eran,
tres hermanicas son.
Las dos eran casadas,
blancas de rosa y ramas de flor.
Las dos eran casadas,
la chica en perdición.
Su padre con vergüenza,
blancas de rosa y ramas de flor.
Su padre con vergüenza
a Rodas la envió.
En medio del camino,
blancas de rosa y ramas de flor.
En medio del camino
castillos la fraguó.
Ventanas hizo alta,
blancas de rosa y ramas de flor.
Ventanas hizo altas
porque no sube varón.
Imágenes: To Vima