La grave crisis económica que afecta a Grecia está haciendo que el país heleno sea protagonista de portadas y titulares en los diarios, revistas, radios y televisiones de todo el mundo. Los medios de comunciación españoles fijan ahora su atención en los griegos residentes en nuestro país con la finalidad de conocer, desde un punto de vista más cercano, qué es lo que realmente está ocurriendo en Grecia. El otro día, sin ir más lejos, una buena amiga griega me contaba que la llamaron de una emisora autonómica para que diera su opinión sobre la situación en su país y explicase, de paso, cómo es su vida en España.
Grecia está de moda, sin duda. Hace unas horas acabo de ver unos fragmentos de un programa de televisión, emitido por una cadena de ámbito estatal, que ha enviado a uno de sus conocidos "humoristas" a Atenas para comparar la crisis económica griega con la española. El enviado especial ha hecho el ganso por las calles de Atenas, comportándose de forma bastante irreverente con los ciudadanos atenienses y con algunos de los símbolos del país. Ya sé que lo políticamente correcto es aplaudir este tipo de programas y ensalzar la agudeza chistosa de los "personajillos" que los conducen; pero a mí, sinceramente, no me ha hecho ni pizca de gracia.
Mejor me ha parecido el artículo que La Voz de Galicia ha dedicado a un grupo de ciudadanos griegos que viven en este momento en tierras gallegas. Tan sólo un "pero": después de tantos años peleándome con quien haga falta porque no se le arrebate a Grecia y al Helenismo el nombre de Macedonia, me siento decepcionado al leer que son ahora estos griegos quienes se refieren simplemente como "Macedonia" a la ex república yugoslava con la que limitan al norte y que, en tiempos, se llamó de otra manera (*).
Cinco griegos que viven en Galicia
Por Pablo Portabales en La Voz de Galicia
Las cuentas griegas presentan el mismo aspecto que el Partenón. Obligado y vigilado por la Unión Europea, el Gobierno heleno tiene que poner en marcha unas medidas anticrisis que esta semana provocaron la reacción de los sindicatos, que convocaron una huelga general que paralizó el país. Desde hace ya días la palabra Grecia va unida a las de crisis, deuda camuflada, insolvencia o déficit. Fotini Moraitou, Angelo Svart Ziakas y Sofía Tsaramboulidou hicieron algo el miércoles que hubiese sido imposible en su Grecia natal, subirse a un tren. Son de los pocos griegos que este año eligieron Galicia para disfrutar de una beca Erasmus. «Hay mucho interés por venir a España, pero la mayoría se decantan por Madrid o Cataluña y, además, aquí hay el problema del idioma, que las clases son en gallego. En Cataluña también, pero Barcelona es Barcelona», comentan. Los tres, alumnos de la Universidad compostelana, fueron invitados por La Voz para hablar de su país y compartieron tertulia con la arquitecta Nikoleta Grigoroudi y la empresaria Andrea Alexandra Vastianou, propietaria del restaurante Hellas de A Coruña, el único de cocina griega de Galicia.
Pese a los titulares de prensa y las exigencias de la UE, los cinco confían en que su país saldrá adelante. «Una huelga general para nosotros no es noticia, siempre las hay. No es tan dramático, en Grecia protestamos por todo. Es un país desordenado, pero al final todo se arregla», asegura Andrea. «Ahora tenemos muchos problemas y encontrar trabajo es muy difícil. Pero todo el mundo habla de que tenemos crisis y no es real. Es para asustar a la gente», afirma Sofía. «Esto es como lo de la gripe A, que al final fue una gripe normal. Seguro que dentro de unos días ya no se habla tanto de nosotros», reflexiona Nikoleta.
Confían en su país a pesar de que está con el agua del Jónico y el Mediterráneo al cuello y tiene que cumplir el severísimo plan de ajuste impuesto por Bruselas, que incluye rebajas en los sueldos de los funcionarios, incremento de la edad de jubilación, subidas de impuestos y recorte del gasto público. Los griegos que viven en Galicia piensan igual que el 60% de sus compatriotas: apoyan las medidas de austeridad.
«Nooo», contestan al unísono sobre la posibilidad de ser expulsados de la UE. «Afectaría a otros muchos países y nadie puede permitir que ocurra. Estamos pasando por un mal momento y toca ayudarnos. Nosotros lo haríamos por vosotros», aseguran, aunque también creen: «Nos ayudarán, pero van a sacar beneficios».
No ponen nombres y apellidos a los causantes de la crisis de su país y hablan mal en general de la clase política helena, más o menos como lo haría cualquier español de la suya. «A diferencia de España, que está dividida en dos grandes mitades, PP y PSOE, allí tenemos izquierda, derecha y centro», analizan. Uno de los muchos problemas es que desde que apareció el euro los precios se dispararon, pero se sienten seguros al formar parte del mercado común. «Estamos más protegidos de los problemas con Turquía o Macedonia», reflexionan. Les llama la atención el nacionalismo en España. «En Grecia puede haber rivalidades entre Atenas y Salónica, pero son de carácter cultural. Cuando hay un asunto importante todos somos griegos, seamos del norte o del sur. Somos nacionalistas pero de todo el país».
Pese a los titulares de prensa y las exigencias de la UE, los cinco confían en que su país saldrá adelante. «Una huelga general para nosotros no es noticia, siempre las hay. No es tan dramático, en Grecia protestamos por todo. Es un país desordenado, pero al final todo se arregla», asegura Andrea. «Ahora tenemos muchos problemas y encontrar trabajo es muy difícil. Pero todo el mundo habla de que tenemos crisis y no es real. Es para asustar a la gente», afirma Sofía. «Esto es como lo de la gripe A, que al final fue una gripe normal. Seguro que dentro de unos días ya no se habla tanto de nosotros», reflexiona Nikoleta.
Confían en su país a pesar de que está con el agua del Jónico y el Mediterráneo al cuello y tiene que cumplir el severísimo plan de ajuste impuesto por Bruselas, que incluye rebajas en los sueldos de los funcionarios, incremento de la edad de jubilación, subidas de impuestos y recorte del gasto público. Los griegos que viven en Galicia piensan igual que el 60% de sus compatriotas: apoyan las medidas de austeridad.
«Nooo», contestan al unísono sobre la posibilidad de ser expulsados de la UE. «Afectaría a otros muchos países y nadie puede permitir que ocurra. Estamos pasando por un mal momento y toca ayudarnos. Nosotros lo haríamos por vosotros», aseguran, aunque también creen: «Nos ayudarán, pero van a sacar beneficios».
No ponen nombres y apellidos a los causantes de la crisis de su país y hablan mal en general de la clase política helena, más o menos como lo haría cualquier español de la suya. «A diferencia de España, que está dividida en dos grandes mitades, PP y PSOE, allí tenemos izquierda, derecha y centro», analizan. Uno de los muchos problemas es que desde que apareció el euro los precios se dispararon, pero se sienten seguros al formar parte del mercado común. «Estamos más protegidos de los problemas con Turquía o Macedonia», reflexionan. Les llama la atención el nacionalismo en España. «En Grecia puede haber rivalidades entre Atenas y Salónica, pero son de carácter cultural. Cuando hay un asunto importante todos somos griegos, seamos del norte o del sur. Somos nacionalistas pero de todo el país».