Cenábamos en tu terraza con todos los mitos
Y arriba la voz de Vasilis, desde la azotea,
Hablaba tras largos ronquidos con Zeus y Atenea;
Y abajo, saciando con ouzo la sed de Dyonisos,
Llorábamos por las elipsis de historia en los frisos
Con lágrimas de ira callada frente a la impostura
De quienes hicieron del robo su genio y figura.
Y Atenas en llamas,
Y Atenas en llamas
Contra un Occidente narciso e insolente
Rompiéndose a trizas.
Atenas ardiente,
A veces sueña que va a renacer
De sus cenizas.
Y hablando nos dio como un rapto por la antigua Europa
Que ya no va a lomos del toro sino de la tropa,
Que marcha pisando las ruinas de la inteligencia
De mármol, que está a la intemperie de la decadencia;
Y en sueños al cielo nos fuimos como Prometeo,
En busca del fuego sagrado, del caos y el cabreo
Y así una pequeña columna de locos y artistas
Se alzaron con fuego en tu barrio de los anarquistas.
Y Atenas en llamas...