Acabo de leer Peregrinos de la belleza. Viajeros por
Italia y Grecia, libro que constituye el brillante debut literario de María Belmonte. La autora, incansable viajera y apasionada
filohelena, revisa en esta su primera obra la vida de ocho personajes, ocho
hombres que, pese a haber existido en épocas diferentes, sintieron todos la magnética
e irresistible llamada del sur de Europa, cada uno de ellos por diferentes
motivos. Unos pretendían embriagarse de belleza a través de la contemplación de
los lugares y las ruinas de la Antigüedad y pisar las tierras en las que germinó
la cultura occidental; otros, atraídos por la luminosidad y la bonanza del
clima, dejaron atrás sus patrias brumosas y se asomaron a las costas del
Mediterráneo en busca de regeneración corporal y espiritual; y no fueron pocos
los que llegaron al sur para vivir relaciones y amores que, con toda certeza, habrían sido censurados y condenados por la estricta moral imperante en sus
países de origen.
La primera parte del libro
está dedicada a los cinco personajes que visitaron las tierras de Italia,
mientras que por la segunda desfilan las vidas de cuatro enamorados de Grecia.
El primero de los nueve es el alemán Johann
Winckelmann, arqueólogo e historiador del arte, que hizo resurgir el
interés por la antigua Grecia e instauró el movimiento neoclásico. La autora
nos acerca en segundo lugar la figura de Wilhelm
von Gloeden, fotógrafo alemán establecido en Taormina, bien conocido por
sus fotografías de jóvenes sicilianos imitando en sus poses a las esculturas de
la Antigüedad clásica. A continuación se nos presentan las figuras del médico
sueco Axel Munthe, enamorado y benefactor de la isla de Capri, y de los
escritores ingleses D.H. Lawrence,
en plena peregrinación salvaje, y Norman Lewis, fascinado por Italia y
muy especialmente por Sicilia. Por el lado filoheleno, Belmonte narra con
pasión y viveza las andanzas griegas de Henry
Miller, autor de ese libro indispensable en la biblioteca de cualquier
amante de Grecia que es El coloso de Marusi;
el gran Patrick Leigh Fermor, de cuyo paso por Creta durante la Segunda
Guerra Mundial ofrece un detallado relato; el arqueólogo y escritor
norteamericano nacionalizado griego Kevin
Andrews, testigo de excepción de los acontecimientos del Politécnico de
Atenas en noviembre de 1973 y, por último, el islomaníaco Lawrence Durrell y sus días en Corfú, Rodas y Chipre.
María Belmonte afirma en su
libro: “cuando sigo las huellas de un
personaje que me es querido, el viaje se transforma en una especie de
peregrinación a los Santos Lugares.” Y, ciertamente, al final de cada
semblanza, la autora regala al lector un breve y encantador relato de su visita a los lugares
más significativos en la vida de los personajes escogidos. Es una delicia leerlos
todos aunque, por motivos personales, leo y releo con deleite la narración de su paso por
Corfú tras las huellas de Durrell.
Peregrinos
de la belleza es un libro magnífico al que uno le toma
cariño no solo por la temática sino también por el buen hacer narrativo de su autora. Es uno de esos libros que siempre tendré cerca y que, a buen seguro, será
compañero de viaje en próximas escapadas o, mejor dicho, en próximos peregrinajes
por las luminosas tierras de Italia y Grecia.
E.V.
Colección El Acantilado, 309
ISBN: 978-84-16011-51-3
320 páginas - 20 €