Para un griego contemporáneo
el griego póntico no es una víctima del genocidio sino solamente un héroe de
bromas estúpidas que provienen histórica y esencialmente de Turquía. En los
libros escolares de Grecia no hay referencias reales al Helenismo del Ponto,
como ha sido correctamente señalado por A. Pavlidis. Nuestros niños no conocen
la belleza de los lamentos pónticos. No conocen las canciones acríticas porque
nadie les enseña los datos históricos. Por otra parte, poco frecuentes son los
expertos en el Ponto que lograron ocupar puestos en las universidades griegas.
Y es que la estrategia del silencio actúa activamente. Dicho de otra manera:
nosotros mismos reforzamos el genocidio de la memoria. Para un griego medio,
los griegos pónticos son refugiados en pleno sentido del término. Sin embargo,
este griego medio no se pregunta quién no es refugiado o descendiente de
refugiado en Grecia. Esta simplificación de la cuestión póntica permite a
muchos erradicarla de entre nuestros problemas nacionales. Existe ahora un
marco muy positivo para la cuestión del genocidio a través de los problemas del
reconocimiento de la República de Chipre, pero nadie lo valora eficazmente para
la cuestión póntica. Especialmente en Francia y por toda la Unión Europea los
armenios reclaman de manera dinámica sus derechos y el reconocimiento del
genocidio como una condición sine qua non. Esto es un ejemplo creativo y
aliado. Los genocidios de los armenios y de los griegos pónticos están
históricamente relacionados, y reconociendo el uno se refuerza el
reconocimiento del otro. Sin embargo, tienen que funcionar además en pareja ya
que su objetivo es el mismo. Debemos estar unidos tanto en el presente como en
el futuro a través de nuestro pasado. La protesta dinámica resulta
imprescindible sobre todo en este periodo crítico para la Unión Europea en el
que se inspeccionan los datos de Turquía. ¿Quién va a reclamar nuestra
existencia e historia si no lo hacemos nosotros mismos? Si nos olvidamos de
nuestra propia memoria y la convertimos en un chiste, ¿qué tribunal de derechos
humanos vendrá a ayudarnos en nuestra lucha? No puede existir lucha sin memoria
y educación. El elemento póntico no es un caso degenerado de la historia
griega. La mención al Imperio de Trebisonda es suficiente para demostrarlo.
Quien es consciente de ello puede luchar, pero ¿los demás? Los griegos deben
conocer su historia si realmente quieren que el Helenismo moderno exista. Los
griegos pónticos siguen hasta ahora cantando nuestra historia, pero ¿quién
escucha su canción? Muchos de nosotros se han olvidado de los lamentos, los
himnos, el genocidio. Sin embargo, unos pocos y las piedras siguen recordando.
Su resistencia debe ser apoyada por las normas europeas, ya que las de Grecia
no son suficientes, para ayudar a nuestra patria a posteriori otra vez. El
Ponto no se ha olvidado de nosotros. Y nosotros no nos debemos olvidar del
Ponto porque es un trozo de nuestra historia. Si lo olvidamos, nos olvidamos de
nuestra existencia.
Nikos Lygerós
Traducción al español:
Eduardo Lucena González y Olga Raptopoulou