Cinco barcos de guerra turcos, cinco, se encuentran anclados muy cerca de aquí, en los puertos albaneses de Vlora y Durres. Hace unos días, al verlos pasar bordeando mi costa occidental, sentí cómo un escalofrío me subía por la espalda. Ozoni, Mazraki y Ericussa, las pequeñas islas de norte, se estremecieron y de buena gana se habrían acercado a los puertos de Sidari y Ayios Stefanos en busca de protección. A mí se me fue el pensamiento hacia las fortalezas de la vieja ciudad, que en su día supieron rechazar los ataques otomanos en cinco ocasiones (1430, 1537, 1571, 1573 y 1716), probando así su eficacia y evitando el avance turco hacia el occidente de Europa. Durante más de 120 años (desde 1669 a 1797) Corfú fue de hecho la "capital" de la República de Venecia en el este y fue, junto con Viena, el último bastión de Europa contra la expansión otomana durante los siglos XVII y XVIII: una ciudad identificada con la defensa y la supervivencia de la civilización occidental.
La vieja ciudad de Corfú se encuentra encajonada entre sus dos fortalezas: la Antigua y la Nueva . Ambas son obras maestras de la arquitectura militar y, en tiempos pasados, se encontraban unidas por una larga muralla que proporcionaba protección y seguridad a los corfiotas. Las murallas fueron derribadas posteriormente y hoy sólo quedan dos de las cuatro puertas por las que se accedía a la ciudad. Una es la denominada Porta di Spilia, conocida también como el Arco Boati, justo frente al viejo puerto. La otra puerta es la de San Nicolás, situada junto a la carretera de la costa, al final de la Spianada.
LA ANTIGUA FORTALEZA
La Antigua Fortaleza fue construida sobre una roca de dos cimas sobre la cual empezó a crearse paulatinamente la ciudad bizantina de Corfú (Koryfo) a partir del siglo VI. Sin embargo, la fortaleza, tal y como la conocemos hoy, es el resultado de los trabajos de protección llevados a cabo durante el período de ocupación veneciana (1386-1797). También los venecianos cavaron un foso defensivo, denominado contrafosa, sobre el cual un puente levadizo de madera unía la fortaleza al resto de la ciudad.
La contrafosa
El Ejército griego utilizó la fortaleza hasta el año 1979, cuando se inició su restauración con la finalidad de ser abierta al público. Hoy, la contrafosa se ha convertido en un pintoresco canal lleno de pequeñas embarcaciones. En la fortaleza también se celebran conciertos, exposiciones y toda clase de acontecimientos culturales. A la fortaleza se puede acceder por un puente sobre la contrafosa. Allí puede visitarse un pequeño museo en el que se exhiben algunas obras de arte procedentes de varias iglesias bizantinas. También se puede visitar la iglesia de San Jorge, construida por los ingleses en 1840, a imitación de los templos griegos de la Antigüedad.
Iglesia de San Jorge
A la Antigua Fortaleza se puede acceder también desde el mar por un pequeño puerto llamado Mandraki, en el que atracan pintorescos veleros. Allí mismo, en una pequeña taberna, se pueden degustar varias especialidades locales.
LA NUEVA FORTALEZA
Los venecianos comenzaron la construcción de la Nueva Fortaleza en el siglo XVI, en la ladera de San Marcos, con el objeto de proteger el puerto y los alrededores del noroeste de la ciudad, y fue diseñado por el arquitecto militar Ferrante Vitelli. En 1716, jugó un papel importantísimo en la defensa de la ciudad frente a los turcos, al mando del general Mattias Von der Schulenburg. Durante los años del protectorado inglés (1815-1864) la fortaleza fue restaurada y se construyeron nuevas partes para cuarteles.
Vista de Corfú desde la Nueva Fortaleza
Hoy en día no hay demasiado que visitar en el interior de las murallas de la Nueva Fortaleza, aunque en ocasiones se realizan conciertos y exposiciones. El principal motivo para una visita es disfrutar de unas magníficas vistas sobre la ciudad vieja de Corfú, el puerto viejo y las costas del Epiro y de Albania, esas en donde siguen fondeados esos cinco buques de guerra turcos...
Agradecimientos: Constantinos Sfikas