El Coloso de Rodas no es
sólo uno de los siete milagros del mundo antiguo, y tampoco es sólo una estatua
representando el Sol. El Coloso de Rodas no es sólo una obra de Cares de
Lindos, discípulo de Lisipo, y tampoco el símbolo del protector durante el asedio.
El Coloso de Rodas no sólo refleja la luz del sol en la piel del bronce y
tampoco representa una simple figura humana. El Coloso de Rodas cuenta con
todas estas cualidades y al mismo tiempo es un símbolo reconocido, intemporal,
por toda la Humanidad. El Coloso es una estatua de la libertad, mucho antes de
que la idea se hubiera nacido en la mente del escultor francés Bartholdi. Es un
símbolo que muestra que la libertad proviene de la resistencia y la última del
conocimiento, ya que los Rodios mantuvieron su posición sin haber sucumbido en
el asedio por los muros de la ciudad. Este símbolo no es sólo un símbolo de la
paz sino de la dignidad humana también. Además señala el valor del
conocimiento, de la resistencia y de la libertad. En otras palabras, representa
la figura de Homo Universalis que constituye Humanitatis Opus, es decir, obra
de la Humanidad que a través de su innovación y su estética logró que lo
nombraran milagro dado que nadie había conseguido antes este logro que
materializa este exceso. Esto significa para nosotros, el Coloso de Rodas, un
regalo de Helenismo a la Humanidad.
Traducción al español de
Aikaterini Danai Stylianidou y
Olga Raptopoulou