Yannis Ritsos - "Ismene"
Traducción de Selma Ancira
(Acantilado. Barcelona, 2012)
96 páginas - 16,00 €
Manuel de la Fuente. Madrid
Yannis Ritsos nació un
Primero de Mayo. Quizá esa fecha tan señalada para el movimiento obrero y la
Internacional fueran una profecía, un augurio de lo que serían la vida y parte
de la obra de este gran poeta griego entregadas a la causa comunista, lo que le
valió amargas temporadas en prisión.
Ritsos vio la luz en 1909 en
una pequeña ciudad del Peloponeso en una familia de terratenientes, pero que se
estaba viniendo abajo económica y humanamente. Su madre y su hermano murieron
cuando Yannis tenía doce años, y su padre acabó preso de la locura.
Yannis Ritsos perteneció,
como Odysséas Elýtis, a la llamada en Grecia Generación del 30, que se
correspondería con la del 27 española, aunque cronológicamente, tanto Ritsos
como Elýtis estuvieran más cerca de la del 36, la de Luis Rosales, Luis Felipe
Vivanco y Dionisio Ridruejo. Elýtis nunca se mezcló en política, tal vez por
ello sí consiguiera el Premio Nobel (1979), galardón al que Ritsos fue
candidato en numerosas ocasiones sin conseguirlo, aunque sí obtuvo el llamado
Nobel comunista, el Premio Lenin.
El «Tractor» comunista
Yannis Ritsos solía decir
que la poesía pocas veces tiene la última palabra, pero que casi siempre tiene
la primera. Y sus primeras poesías llegaron pronto, cuando a los veinticinco
años publicó «Tractor», su primer libro. Un título que huele, evidentemente, a
realismo socialista, ya que desde tres años antes de esta publicación, en 1931,
Ritsos ya era miembro del Partido Comunista Griego. Pero la obra de Yannis como
la de Elýtis es fundamental para la renovación de la poesía griega del siglo
XX. Asimilaron las vanguardias, bebieron del surrealismo, y recrearon los mitos
de la Grecia clásica con tintes de modernidad.
Yannis Ritsos también
escribió prosa, teatro y fue excelente traductor del ruso (Maiakovski) y del
español (Neruda, Nicolás Guillén). Dentro de su mundo poético, además de
títulos trascendentales como «Grecidad» y «Sonata del claro de luna», ocupan un
lugar muy destacado sus bellísimos monólogos, en los que traslada el mundo
mítico de la tragedia griega a un escenario contemporáneo.
Uno de ellos es «Ismene»,
hija del incesto entre Edipo y Yocasta, su madre. En esta bellísima edición
(como suele ser habitual en Acantilado) bilingüe con extraordinaria traducción
(otra habitual tradición de esta editorial) de Selma Ancira nos encontramos al
poeta griego en su total esplendor.
Es difícil escribir o
reescribir la vida y milagros de aquellos dioses del firmamento heleno, y más
aún es ligar con trabazón contemporánea su mitología, una de las columnas sobre
las que se asienta la civilización occidental. Imaginen, por ejemplo, algunos
capítulos o episodios de la Biblia reinterpretados por un poeta genial, aquel
imposible, aquella utopía de la Biblia en verso. Yannis Ritsos lo borda con su
lírica. La tragedia, seres más allá de lo humano pero que sufren como mortales,
victoria y derrota, grandeza y traición, violencia y venganza.
Yannis Ritsos consiguió el
milagro de escribir sobre dioses con los versos más humanos, de escribir sobre
héroes y reyes con la libertad y la pasión del rebelde.
Yannis Ritsos «Ismene» (fragmento)
Si me quitara todas las
pulseras, si por la noche
dejara sueltos mis cabellos,
si desatara los cordones de
mis sandalias y, sobre
todo, si me quitara
estos pesados collares que
me aprietan la garganta
como argollas,
apuesto a que saldría
volando, me volatilizaría. No
quisiera.
Quizá por eso los uso. De
alguna manera
me fijan,
aunque con frecuencia me
estorban; —aun en sueños
los llevo puestos, como si
fuera
un perro al que yo misma he
atado frente
a una puerta caída.
Desde: abc.es
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