Pedro
Olalla. Atenas
En
los casi tres años de "crisis" y "rescates" en Grecia, las
únicas "medidas" que han conseguido realmente su "objetivo"
son las encaminadas desde el primer momento a abaratar el mercado de trabajo, a
desmantelar los servicios públicos, a hacer retroceder las conquistas sociales,
a debilitar las estructuras democráticas y a favorecer el trasvase de los
bienes comunes a manos privadas. No es ironía, es la triste realidad: es la
evidencia de que todas las acciones de quienes hoy gestionan esta
"crisis" no van encaminadas a ponerle fin sino a sacar de ella el
máximo provecho en beneficio propio.
El
resultado está siendo el expolio incesante e impune de un pueblo y un país en
nombre de una controvertida "deuda": en lo laboral –rebajando
salarios y derechos y haciendo galopar el paro y la precariedad–, se ha
conseguido ya que el "mercado" esté lleno de gente dispuesta a hacer
cualquier cosa por un bocadillo; los servicios públicos –dinamitados
premeditadamente por el clientelismo político y por una administración
irresponsable– corren ahora a manos de corporaciones privadas ávidas de hacerse
con su prometedora gestión; la pérdida de conquistas sociales arroja
cotidianamente imágenes de despedidos sin derecho al subsidio, de jubilados
hurgando en la basura, de hospitales sin gasas, de farmacias sin medicamentos y
de desesperados quitándose la vida; la Democracia ha presenciado miles de
movilizaciones en su nombre sofocadas con armas químicas y abultados
dispositivos de represión antidisturbios, ha conocido un presidente de gobierno
impuesto por los acreedores, está representada por diputados que no se atreven
a circular entre los ciudadanos, y asiste cada día a un parlamento donde los
"compromisos internacionales" marcan la pauta de gobierno por encima
y en contra de los derechos y las necesidades del pueblo y faltando a los
principios constitucionales; y, por último, el trasvase de bienes comunes a
manos privadas sigue implacablemente su curso, orquestado desde el "Fondo
Helénico de Desarrollo de Activos", una sociedad anónima de derecho
privado regida por tecnócratas del ámbito financiero y empresarial y encargada
de ejecutar el mayor programa de privatizaciones que actualmente se realiza en
el mundo.
Como
telón de fondo, un informe titulado "Cretan Gas Fields – Α new perspective
for Greece's hydrocarbon resources", elaborado por reconocidos expertos
para el banco de inversión Pytheas, presenta evidencias científicas que apuntan
a la existencia de enormes yacimientos de hidrocarbonos en aguas del sur de
Creta. Según Petroleum Geo-Services, compañía noruega líder en la investigación
de mercados petrolíferos, la cuenca del sur de Creta "es equivalente"
a la llamada "Cuenca Levantina", la cual, de acuerdo con los datos
del Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS), contiene al menos 3,45
billones de m3 de gas natural y 1.700 millones de barriles de crudo. Sobre el
tema de estas prometedoras reservas energéticas en territorio europeo pesa un
discreto silencio, aunque, a finales del pasado mes de noviembre, el Deutsche
Bank evaluaba la posibilidad de que las deudas de Grecia fueran cubiertas con
los beneficios de las futuras extracciones.
¿A
quién irá a parar esta riqueza? ¿Podrá un país vendido a sus acreedores
mantenerla como su patrimonio? ¿No está siendo la deuda un arma de conquista y
de sometimiento más poderosa que la propia guerra? A veces, una lectura de los
hechos puede ser tan perfectamente coherente como perfectamente falsa. Ésta, de
momento, parece coherente: ojalá los hechos lleguen a demostrar que es falsa.