La difícil situación
económica de Grecia ha obligado a miles de negocios a cerrar, una de cada cinco
personas está en el paro y ha erosionado la calidad de vida de millones de
griegos. Pero para el fabricante de bicicletas Giorgos Vogiatzis, no todo son malas
noticias.
La crisis ha vuelto a subir
a los griegos, cortos de dinero, a sus bicicletas, antaño percibidas como un
signo de pobreza o sencillamente una actividad de riesgo, y los fabricantes
griegos se están preparando rápidamente.
El alto coste de los
impuestos en la carretera, el combustible y las reparaciones está obligando a
los griegos a dejar sus coches en masa. Según las estadísticas gubernamentales,
el número de coches en las carreteras griegas ha caído más de un 40 por ciento
en los últimos dos años. Por su parte, en 2011 se vendieron más de 200.000
bicicletas, un aumento de más del 25 por ciento respecto al año anterior.
La venta de bicicletas, y de
equipamiento como cascos o rodilleras, se está extendiendo rápidamente por la
capital, llegando incluso a las tiendas de recuerdos de las atestadas calles
peatonales en el distrito turístico de Plaka.
"Se están expandiendo
como champiñones", dijo Vogiatzis, que diseña y construye bicicletas a
medida en su taller de la isla de Rodas.
Ex ciclista de la selección
griega, Vogiatzis abrió su negocio a mediados de los 80, combinando su amor por
el dibujo y las matemáticas, pero sólo recientemente ha visto una explosión en
las ventas de unas modestas 40 bicicletas al año a más de 350.
"No hay más dinero para
lujos y eso ayuda", dijo Vogiatzis, que trabaja intensamente con otros dos
empleados para cubrir la demanda de todo tipo de bicicletas, algunas
profusamente pintadas a mano con colores brillantes y otras decoradas con la
bandera de Grecia.
"Hay gente a la que
nunca le ha interesado el ciclismo que está comprando bicicletas", añadió.
Vogiatzis exporta ahora a siete países, incluyendo Estados Unidos y Alemania, y
ha abierto tiendas por toda Grecia, incluida Atenas, donde la competencia es
intensa.
Al contrario que los
escaparates cerrados de la capital que se han convertido en doloroso
recordatorio de la peor crisis del país desde la Segunda Guerra Mundial, los
propietarios de tiendas de bicicletas estiman que al menos se abrió una tienda
nueva cada mes de 2011.
Vogiatzis se ríe: "Cada
vecindario tiene su propia tienda de bicicletas, son como tiendas de
kebaps".
Sólo puede ir a más
Con los precios del
combustible catapultados por los impuestos a 1,72 euros el litro en julio, una
de las tasas más altas de Europa, la cultura de la bicicleta puede tener un
gran desarrollo.
"Mucha gente está
empezando a verlo como una alternativa", dijo Tolis Tsimoyannis,
aficionado al ciclismo que importa bicicletas plegables desde Taiwán.
Tsimoyannis, que abrió su
negocio en 2006, dijo que había visto un incremento de la demanda respecto a
los dos años anteriores, y muchos de sus clientes eran estudiantes y personas
de mediana edad con problemas para llegar a fin de mes. Ahora su negocio ha
empezado a decaer, pero no por una caída de la demanda, sino porque abrir
muchas tiendas de bicicletas implica que todas se llevan una cuota más pequeña
del pastel.
Pero aunque las perspectivas
para la economía en recesión de Grecia sigan siendo desalentadoras y muchos
temen que la crisis se intensifique aún más en los próximos días, los
fabricantes de bicicletas son optimistas y entusiastas con la idea de que el
sector de las bicicletas sólo puede crecer.
"Esto sólo puede ir a
más", afirmó Tsimoyannis.