Vasilis Spanoulis levanta la copa conquistada en Londres
Olympiacós 100 - 88 Real Madrid
Ha vuelto a ocurrir, como el
año pasado. Alguno miró por encima del hombro al Olympiacós y este respondió
con 100 puntos, de menos a más, viniendo de nuevo desde muy atrás. Esta vez no
fueron 19, sino 17 los puntos que remontó (27-10). Orgullo de campeón, el que
le llevó a levantarse de la lona para reinar por segundo año seguido. El que le
dio las fuerzas para pasar de anotar diez tantos en el primer cuarto a firmar
una sucesión de 27, 24 y 39 en los tres últimos, con Spanoulis al mando de todo
(MVP). Amasó 22 puntos, del primero al último en la segunda parte. Junto a él
otro jugón, el ‘bajito’ Acie Law, que quebró con sus entradas (5 asistencias) y
se forró desde la personal. Gran trabajo también de Hines y de Pero Antic,
pívot tirador y, a la vez, fajador, lo que no abunda (+29 con él en el campo).
Tercera Euroliga de los de El Pireo desde 1997. El Madrid, en cambio, seguirá
sumando, ya va por 19 sin copa. La clave, la calma emocional, mantener el
bloque, y acertar con los refuerzos justos. Precisión de cirujano, no
histerismo en la casa de locos de otras veces.
Y con lo bien que había
comenzado todo, con un salto inicial que abrió la compuerta de la época de
crecida. El aluvión del Madrid casi ahoga a los de Bartzokas, con Rudy a cargo
del estandarte. Ocho puntos, asistencias de lujo, robos, contraataques... Otros
ocho tanto de Llull para un 5 de 7 en triples general. Begic ponía tres tapones
y otro ayudado. El cuarto soñado en el día clave. Fue tan perfecto, que parecía
Saitama siete años después, la final del Mundial.
La zona de ajustes de Laso
arrugaba a Spanoulis, a la afición roja. Buen trabajo de Suárez. Pero si
alguien creía que iba a ser fácil, se equivocaba. Antic clavó un triple, Hines
(sí, el pívot de 1,96) entró en modo hiperactivo, Carroll las fallaba en una
piscina y la defensa griega le dio tres vueltas a la biela de las revoluciones.
Sin sumar muchas más faltas, que las hubo. La permisividad en el contacto
cambiaba, la riada regresaba por donde había pasado, de vuelta. Con ese nivel
defensivo, los rojos abatieron al CSKA el viernes y le metieron al Madrid un
-23 en 14 minutos (46-52). Ahora, sí, con Spanoulis ‘on fire’.
Determinante la guerra
reboteadora, con los blancos en sólo una captura ofensiva pasada la media
parte. Arma de destrucción masiva anulada. Slaughter tuvo un detalle de
carácter en un intento de mate y por esa vía trataron de colarse los demás:
61-61.
A un cuarto de la gloria,
pero la del Olympiacós, que ganó la partida táctica, la que domina, la de la
defensa, y que acertó de tres como sólo se logra con el mando de la consola en
instantes críticos. Laso apostó por tres bajitos en el último ‘round’; se
echaba de menos a Rudy, se le pedía a gritos. Por anotación y por estructura,
con Perperoglou sacándole 15 centímetros a Carroll. Otras veces funcionó, esta
no. La fuerza, el músculo y el nervio del Oympiacós crujió al Madrid y el
arbitraje lo remató, con técnica a Slaughter a cinco minutos de la bocina:
70-82. Sólo Sergio rompía el bloqueo mental, mucho ‘Oly’. Repite como campeón
de Europa, algo que sólo había hecho el Maccabi en los últimos 22 años. Tercer
trofeo seguido para Grecia. Héroes.
Ricardo González