martes, 30 de noviembre de 2010

LAS DOS CARAS DE UNA FAMILIA GRIEGA

Petros Kókkalis (en el centro, con gafas) en el denominado
"Gobierno de la Montaña"


Grecia es un Estado fascinante, con cierta tendencia a la división interna. Futbolísticamente hablando, forma parte del club de Estados en los que hay dos gigantes que monopolizan la mayor parte de la información y la admiración: Panathinaikós y Olympiakós. El triunfo del Barça [frente al Panathinaikós] fue celebrado por una de las dos caras de esta historia griega. Cierto es que Grecia, históricamente, se ha empeñado en dividirse. Incluso en "subdividirse". De hecho, ellos también tuvieron su guerra civil.

Su guerra no fue tan mediática como la Guerra Civil española. En 1936, en Europa, algo se movía, y la gente lo sabía. Por tanto, la prensa extranjera de la época envió a España muchos periodistas y le dedicó grandes titulares. Aquella cruda guerra vino a ser como unos entrantes de lo que vendría después, a pesar de que no todos lo sabían. La Guerra Civil griega, en cambio, no fue en absoluto mediática, ya que constituyó el postre. Después de toda la Segunda Guerra Mundial, de Dunkerke, Auschwitz, Estalingrado e Hiroshima, la gente tenía la piel tan dura que bien poco importaba que un pueblo más se matara. Aquel grupo de griegos que hasta poco antes habían luchado contra los nazis, unos enarbolando banderas rojas y otros con rosarios y cruces ortodoxas en el cuello, se perseguían ahora sin piedad entre ellos. El hecho de que griegos barbudos equipados por el ejército inglés y americano persiguieran por las montañas a otros griegos barbudos, cortándoles la cabeza, ya no parecía algo escandaloso en una Europa que había perdido la inocencia.

Como consecuencia de aquella guerra, miles de personas cruzaron las montañas que separan Grecia de la Antigua R
epública Yugoslava de Macedonia y Bulgaria por el hecho de haber escogido una tendencia política equivocada. Eran de izquierdas, y los comunistas habían perdido la guerra civil. La frontera, sin embargo, no la cruzaron únicamente partisanos con las manos manchadas de sangre. Abogados, Marineros o profesores de universidad huyeron también como pudieron, ya que los vencedores no tuvieron piedad de los derrotados.

El doctor Petros K
ókkalis fue uno de ellos. Este prestigioso médico era un socialista convencido, hecho que le había llevado a la montaña cuando los nazis protagonizaron aquella extraña jugada que fue la invasión de un Estado que ya era fascista: la Grecia de Metaxás. Cosas de Mussolini, el aliado más importante de Hitler... Volvamos, empero, a Kókkalis, quien ya odiaba al gobierno de Metaxás, pero que subió a la montaña cuando éste plantó cara a Hitler. Para alguien como Kókkalis, que había estudiado en Zurich y Berna, era un paso difícil. La montaña en Grecia es sumamente dura. Y la guerra, todavía más.

Una vez terminada la guerra, el doctor Kókkalis formó parte del primer gobierno griego de transición, como ministro. Pero entonces estalló la Guerra Civil y él se encontraba en el bando equivocado. En 1949, fue uno más entre los miles de griegos que abandonaron su patria. El profesor Kókkalis no regresó jamás, pues moriría en Berlín Este en 1962.

Petros Kókkalis no volvería a ver Grecia nunca más, a pesar de que fue su última voluntad ser enterrado allí. Su hijo Socratis, en cambio, conocería Grecia por primera vez en 1969, cuando aterrizó en Atenas con una licenciatura en Física debajo del brazo, en condición de delegado en territorio griego de empresas estatales de la Alemania Oriental. Pero Socratis Kókkalis no era como su padre.

Si su padre se jugó la pie
l en las montañas con un fusil a la espalda para defender los ideales de Marx, su hijo dio prioridad a su ego. Si el padre sudaba realizando operaciones de tórax pioneras en Grecia, el hijo sudaba por enriquecerse. En pocos años, Socratis Kókkalis, delegado de un Estado comunista en un país controlado por militares de derechas, se convirtió en un empresario de éxito, levantando el imperio INTRACOM, grupo que actualmente controla empresas relacionadas con la física y la telecomunicación. Así pues, cuando la democracia llegó finalmente a Grecia, Socratis Kókkalis ya era bastante famoso por sí mismo.

Sin embargo,
a Socratis Kókkalis la fama le llegaría en 1993, cuando compró el Olympiacós. En el imaginario colectivo griego, este club deportivo sería aquel que reuniría a muchos votantes de izquierdas en las gradas, puesto que fue fundado en una ciudad trabajadora: El Pireo. La derecha, en cambio, llegaría al palco del estadio del Panathinaikós, club que casi siempre ha contado con el apoyo de los militares y pequeños dictadores contemporáneos griegos. Tópicos aparte, Kókkalis se gastó una enorme cantidad de dinero en hacer de su equipo una potencia, y de hecho, lo consiguió. Desde 1997 hasta la actualidad, el Olympiacós ha ganado todas las ligas de fútbol, excepto las de 2004 y 2010 (doce ligas en catorce años), así como seis copas y otros títulos importantes como la Copa de Europa de baloncesto (1997), waterpolo (2002) y voleybol (1996 y 2005).

Para media Grecia, pues, Kókkalis es un héroe. Para la otra media, un empresario que controla la Federación Griega de Fútbol, tiene vínculos políticos y un pasado oscuro. El pasado de Kókkalis es oscuro, eso es evidente. En 1997, cuando se abrieron los archivos de la policía secreta de la RDA, la Stasi, un juez alemán afirmó que el joven Kókkalis fue infrmador suyo con el sobrenombre de "Rocco".

A veces, una casualidad te marca. A Kókkalis le ocurrió. Todo comenzó cuando acompañó a su padre a dar unas conferencias en Alemania Occidental. A la vuelta, fue detenido con artículos de contrabando en su coche. Hechos como estos eran aprovechados por la Stasi para reclutar informadores: si aceptabas ayudarles, te perdonaban; si no aceptabas, ibas a la cárcel. El actual presidente del Olympiacós trabajó para la Stasi hasta mediados de la década de los ochenta. De hecho, se le relacionó con antiguos políticos de la Alemania del Este acusados de corrupción, personajes con quienes habría tenido tratos para levantar INTRACOM, un imperio económico que, con el paso del tiempo, le permitió comprar el Olympiacós. Ciertamente, cuando el doctor Petros Kókkalis llegó a Berlín, lo último que habría imaginado es que su hijo acabaría comprando un equipo de fútbol con dinero conseguido, en parte, gracias a la policía secreta. El padre simpatizó con unos ideales. El hijo no, pero terminó sacando más provecho.

Algún día volveremos a la Guerra Civil griega como génesis de una historia futbolística. En Grecia, desde tiempos inmemoriales, al principio de todo, siempre hay una historia interesante.

Tiempo añadido:
La película "Los cazadores", de Theo Anguelópulos (1977), es una fábula sobre la división griega y las heridas no cerradas de la Guerra Civil. Sobre las dos Grecias, sobre el pasado y el peso de la memoria.


Toni Padilla


Traducción al castellano:
E. Vinader

Fuente: www.ara.cat

LES DUES CARES D'UNA FAMÍLIA GREGA

Petros Kokkalis (al centre, amb ulleres) com a membre de
l'anomenat "Govern de la Muntanya"

Grècia és un Estat fascinant, amb certa tendència a la divisió interna. Futbolísticament parlant, forma part del club d’estats on hi ha dos gegants que monopolitzen la major part de la informació i l’admiració: Panathinaikòs i Olympiakòs. El triomf del Barça doncs, va ser celebrat per una de les dues cares d’aquesta història grega. Ben cert és que Grècia històricament s’ha encaparrat en dividir-se. Fins i tot en “subdividir-se”. De fet, també ells van tenir la seva guerra civil.

La seva no va ser tant mediàtica com la Guerra civil espanyola. El 1936, a Europa, quelcom es movia, i la gent ho sabia. Per tant, la premsa estrangera de l’època va enviar a Espanya molts periodistes, i li va dedicar-li grans titulars. Aquella guerra crua venia a ser com uns entrants desagradables del que vindria després, tot i que no tothom ho sabia. La Guerra Civil grega en canvi, no en va ser, de mediàtica, ja que n’eren els postres. Després de tota la Segona Guerra Mundial, de Dunkerque, Auschwitz, Stalingrad i Hiroshima, la gent tenia la pell tant dura que poc importava que un altre poble es mates. Aquella colla de grecs que fins fa poc lluitaven contra els nazis, uns amb banderes vermelles i altres amb rosaris i creus ortodoxes al coll, ara es perseguien sense pietat entre ells. Que grecs barbuts equipats per l’exèrcit anglès i americà perseguissin a altres grecs barbuts per les muntanyes, tallant-li’s el cap, ja no semblava escandalós, a una Europa que havia perdut la inocència.

Com a conseqüència d’aquella guerra, milers de persones van creuar les muntanyes que separen Grècia de Macedònia i Bulgària per haver escollit una tendència política equivocada. Eren d’esquerres, i els comunistes havien perdut la guerra civil. La frontera però, no la van creuar només partisans amb les mans tacades de sang. Advocats, mariners o professors d’universitat també van fugir com van poder, ja que els guanyadors no van tenir pietat, dels perdedors.

El doctor Petros Kokkalis en va ser un. Aquest prestigiós metge era un socialista convençut, fet que l’havia portat a la muntanya quan els nazis van protagonitzar aquella estranya jugada que va ser envaïr un Estat que ja era feixista, la Grècia de Metaxas. Coses de Mussolini, l’aliat més important per a Hitler…Tornem però, a Kokkalis, qui ja odiava al govern de Metaxas, però va pujar a la muntanya quan aquest va plantar a cara a Hitler. Per a algú que havia estudiat a les universitats de Zuric i Berna com Kokkalis, era un pas difícil. La muntanya a Grècia, es molt dura. I la guerra, encara més.

Un cop acabada la guerra, el Doctor Kokkalis va formar part del primer govern grec de transició, com a ministre. Però la Guerra civil va esclatar, i ell es va trobar al bàndol equivocat. El 1949, va ser un més entre els milers de grecs que van abandonar la seva llar. El professor Kokkalis no hi va tornar mai més, doncs moriria a Berlín Est el 1962.

Petros Kokkalis no veuria mai més Grècia, tot i que hi va ser enterrat com a darrera voluntat. El seu fill Socratis en canvi, coneixeria Grècia per primer cop el 1969, quan va aterrar a Atenes amb una llicenciatura en física sota el braç, en condició de delegat en territori grec d’empreses estatals de l’Alemanya de l’Est. Però Socratis Kokkalis no era com el seu pare.

Si el seu pare es va jugar la pell a les muntanyes amb un fusell a l’esquena per defensar els ideals de Marx, el seu fill va prioritzar el seu ego. Si el pare suava fent operacions de tòrax pioneres a Grècia, el fill suava per fer diners. En pocs anys, Socratis Kokkalis, delegat d’un estat comunista a un estat controlat per militars de dretes, va esdevenir un empresari d’èxit aixecant l’imperi INTRACOM, grup que actualment controla empreses relacionades amb la física i la telecomunicació. Així, quan la democràcia per fi va arribar a Grècia, Socratis Kokkalis ja era prou famós per si sol.

A Socratis Kokkalis però, la fama li arribaria el 1993, quan va comprar l’Olympiacòs. En l’imaginari col·lectiu grec, aquest club seria aquell que aplegaria molts votants d’esquerres a les graderies, ja que va ser fundat a una ciutat treballadora, El Pireu. La dreta en canvi, s’aplegaria a la llotja de l’estadi del Panathinaikòs, club que gairebé sempre ha gaudit del suport dels militars i petits dictadors contemporanis grecs. Tòpics a part, Kokkalis va gastar-se un munt de diners per fer del seu equip una potència, i de fet, se n’ha sortit. Del 1997 a l’actualitat, l’Olympiacòs ha guanyat totes les lligues de futbol menys la del 2004 i la del 2010 (12 en 14 anys), així com sis copes i altres títols importants com ara la copa d’Europa de bàsquet (1997), waterpolo (2002) i voleibol (1996 i 2005).

Per mitja Grècia doncs, Kokkalis és un heroi. Per l’altra mitja, un empresari que controla la federació grega, té vincles polítics i un passat fosc. Bé, el passat de Kokkalis és fosc, això es una evidència. El 1997, quan es van obrir els arxius de la policia secreta de la RDA, la Stasi, un jutge alemany va afirmar que el jove Kokkalis va ser informador seu, amb el sobrenom “Rocco”.

A vegades, una casualitat et marca. A Kokkalis li va passar. Tot va començar quan va acompanyar el seu pare a fer unes conferències a l’Alemanya Occidental. En tornar, va ser enxampat amb articles de contraban al cotxe. Fets com aquests eren aprofitats per l’Stasi per reclutar informadors: si t’avenies a ajudar-los, eres perdonat. Si no acceptaves, anaves a la garjola. L’actual president de l’Olympiacòs doncs, va estar treballant per a l’Stasi fins a mitjan dels anys vuitanta. De fet, se l’ha relacionat amb ex-polítics de l’Alemanya de l’Est acusats de corrupció, personatges amb qui hauria tingut tractes per aixecar INTRACOM, un imperi econòmic que amb el temps li va permetre comprar l’Olympiacòs. De ben segur, quan El doctor Petros Kokkalis va arribar a Berlín, el darrer que hauria imaginat es que el seu fill hauria acabat comprant un equip de futbol amb els diners fets en part, gràcies a la policia secreta. El pare, va simpatitzar amb uns ideals. El fill, no, però en va acabar treient més profit.

Algun dia hi tornarem, a la guerra civil grega com a gènesi d’una història futbolística. A Grècia, des de temps immemorials, en l’inici de tot, sempre hi ha una història interessant.

Temps afegit:
El film “Els caçadors”, de Theo Angelopoulos (1977), és una faula sobre la divisió grega i les ferides no tancades de la Guerra Civil. Sobre les dues Grècies, sobre el passat i el pes de la memòria.

Toni Padilla


Font: www.ara.cat


sábado, 27 de noviembre de 2010

SEISACHTHEIA Y OTROS CONCEPTOS


Pedro Olalla.
Atenas


Una de las acciones que abrió definitivamente paso al nacimiento de los conceptos de dignidad humana, ciudadanía y democracia fue la seisachtheia, la denodada decisión de suprimir entre los atenienses la esclavitud por deudas. Esta sola idea sería por sí misma un argumento suficiente para dar pleno sentido a los “Diálogos de Atenas”, la valiosa iniciativa de la Fundación Onassis que reúne estos días en la capital griega a intelectuales de diversos países con objeto de reflexionar acerca del potencial actual del “espíritu griego” para mejorar el mundo en que vivimos.


En el mundo de hoy, la seisachtheia, esa medida de Solón tomada hace ya casi 2.600 años, sigue siendo, muy lamentablemente, una idea revolucionaria. No sólo no ha sido erradicada la esclavitud por deudas, sino que, hoy día, el objetivo último de los poderes fácticos que han alumbrado la globalización es, precisamente, esclavizar económicamente a la humanidad a través de la deuda.


Curiosamente, cuando en la ceremonia inaugural de estos “Diálogos de Atenas” se saludó esta iniciativa desde instancias políticas como una acción urgente y necesaria en estos tiempos de crisis, no se hizo mención alguna a los verdaderos creadores de la deuda ni a los que se enriquecen especulando con ella. Lo que es en realidad un ataque económico volvió a ser presentado como una “crisis” natural, y a ser conjurado lastimeramente como si se tratase de una plaga de langostas o de un imprevisible tsunami.


Tristemente, el discurso oficial es presentar la crisis como un fenómeno profundo y misterioso originado en una universal falta de ética cuya perversidad se ha propagado a la esfera política para acabar teniendo catastróficas –aunque “merecidas”– consecuencias económicas. Sin embargo, en la realidad, las responsabilidades fluyen a la inversa: ese fenómeno que llaman “crisis” tiene su origen en la falta de ética de una minoría muy concreta que, habiendo conquistado por la vía económica grandes parcelas del poder político, lanza sobre la población mundial un ataque generalizado en forma de deuda.


Resulta bochornoso e indignante escuchar el discurso oficial de la clase política y ver cómo los supuestos representantes de la soberanía del pueblo se postran sumisos ante los magnates económicos y acuden con la risa temblorosa de los súbditos a rendirles cuentas de lo bien que acatan sus mandatos y aplican sus recetas de gobierno. Pero, hablando de diálogo, aún es más alarmante que las voces supuestamente críticas no se levanten contra esa falacia con la perspicacia y la valentía que cabría esperar.


Si el proceso de crisis tiene un origen ético, está primordialmente en la ausencia de valores y escrúpulos de quienes lo promueven y no en la supuesta “inmoralidad generalizada” de la inmensa población a la que le toca soportarlo. No quiere esto decir que no haya nada que cambiar. Todos estamos de acuerdo en que hay que racionalizar la función pública, en que hay que evitar la evasión fiscal y en que hay que poner freno al despilfarro y el abuso del dinero de todos. Pero que no nos vendan mentiras con esas verdades; que no nos vendan la falacia del “camino único” y la mentira infame de que la única forma de crear riqueza y de distribuirla con justicia es avenirse a los dictados de los monopolios del poder y del dinero. Que no nos vendan un discurso envenenado que encierra la misma hipocresía que una campaña pacifista promovida por los fabricantes de armas.


En nuestra sociedad hay mucho que cambiar. En un sistema que permite que un puñado de doscientas empresas acumulen más riqueza que cien países juntos, hay mucho que cambiar. En una sociedad global en la que los países del Tercer Mundo deben a los del Primero en concepto de deuda siete veces más de lo que reciben en supuesta ayuda al desarrollo, la seisachtheia es aún una grotesca quimera. Y a cambiar todo eso debe contribuir el diálogo, el derecho de la isegoría o libertad para expresarse, y, más aún, la escasa virtud de la parrhesía: el valor de atreverse a usar la palabra para decir la verdad.


«Ο βουλόμενος» que tome la palabra, porque aún tenemos que conquistar la verdadera democracia, aún tenemos que formar un demos de ciudadanos libres y conscientes de su dignidad, aún tenemos que construir un ágora, aún hay que conquistar la verdadera isonomía, alcanzar la justicia social que haga posible la isopolitía y construir, en fin, un mundo alejado del dogma y sujeto al cuestionamiento, a la ética, a la estética, a la justicia y a la libertad.


Definitivamente, el espíritu griego tiene aún mucho que hacer, mucho que resistir contra la barbarie.



Μπορείτε να διαβάσετε το άρθρο στα ελληνικά εδώ

ΣΕΙΣΑΧΘΕΙΑ ΚΑΙ ΑΛΛΕΣ ΕΝΝΟΙΕΣ


Pedro Olalla. Αθήνα

Μία από τις ενέργειες που άνοιξαν δρόμο οριστικά στη γέννηση των εννοιών της ανθρώπινης αξιοπρέπειας, του πολίτη και της δημοκρατίας, υπήρξε η σεισάχθεια, εκείνη η θαρραλέα απόφαση να καταργηθεί η δουλεία λόγω χρέους. Αυτή η ιδέα και μόνο θα επαρκούσε για να προσδώσει πλήρες νόημα σε αυτούς τους «Διαλόγους των Αθηνών», την αξιόλογη πρωτοβουλία του Ιδρύματος Α. Σ. Ωνάσης που μας έφερε κοντά ώστε να προβληματιστούμε σχετικά με την τωρινή δυναμική του «ελληνικού πνεύματος» για να βελτιώσει τον κόσμο.

Στον σημερινό κόσμο, η σεισάχθεια, εκείνο το μέτρο που έλαβε ο Σόλωνας πριν από σχεδόν 2.600 χρόνια, εξακολουθεί να είναι, δυστυχώς, μια επαναστατική ιδέα. Όχι μόνο δεν έχει ξεριζωθεί η από χρέος δουλεία· αντιθέτως, σήμερα, ο τελικός σκοπός των δυνάμεων που γέννησαν την παγκοσμιοποίηση είναι ακριβώς αυτό: να σκλαβώσουν οικονομικά την ανθρωπότητα μέσω του χρέους.

Χαρακτηριστικά, όταν κατά την τελετή έναρξης αυτών των «Διαλόγων των Αθηνών» καλωσορίστηκε η πρωτοβουλία αυτή ως αναγκαία ενέργεια σε εποχή κρίσης, δεν έγινε καμία μνεία στους πραγματικούς δημιουργούς του χρέους και σε αυτούς που το εκμεταλλεύονται για να πλουτίσουν. Αυτό που είναι στην πραγματικότητα μια οικονομική επίθεση παρουσιάστηκε και πάλι ως μια φυσική «κρίση» και ξορκίστηκε λυπητερά σαν να επρόκειτο για μάστιγα ακριδών ή για απροσδόκητο τσουνάμι.

Δυστυχώς, η επίσημη ρητορική παρουσιάζει την κρίση ως περίπλοκο και μυστηριώδες φαινόμενο, που πηγάζει από μια καθολική έλλειψη ηθικής με αποτέλεσμα η εξαχρείωση να έχει μεταδοθεί στην πολιτική σφαίρα με καταστροφικές –αν και επάξιες– οικονομικές συνέπειες. Ωστόσο, στην πραγματικότητα, οι ευθύνες ρέουν αντιστρόφως: τούτο το φαινόμενο που ονομάζουν «κρίση» έχει την πηγή του στην έλλειψη ηθικής μιας πολύ συγκεκριμένης μειονότητας, η οποία, έχοντας κατακτήσει δια της οικονομικής οδού μεγάλα μερίδια της πολιτικής εξουσίας, εξαπολύει ενάντια στον παγκόσμιο πληθυσμό μια γενικευμένη επίθεση σε μορφή χρέους.

Προκαλεί ντροπή και αγανάκτηση να ακούει κανείς την επίσημη ρητορική της πολιτικής ηγεσίας και να βλέπει τους υποτιθέμενους εκπροσώπους της εθνικής κυριαρχίας να προσκυνούν δουλοπρεπώς τους οικονομικούς μεγιστάνες και να προσέρχονται με το τρεμάμενο χαμόγελο των υποδούλων να τους δώσουν αναφορά για το πόσο πιστά πειθαρχούν στις εντολές τους και εφαρμόζουν τις συνταγές τους για καλή διακυβέρνηση. Και μιας που μιλάμε για διάλογο, είναι ακόμα πιο ανησυχητικό ότι οι τάχα κριτικές φωνές δεν υψώνονται ενάντια σε τούτο το ψεύδος με την οξυδέρκεια και την τόλμη που θα έπρεπε.

Εάν η κρίση που μας πλήττει έχει ηθική προέλευση, αυτή βρίσκεται πρωταρχικά στην απουσία αρχών και ενδοιασμών όσων την προωθούν και όχι στην υποτιθέμενη «γενικευμένη ανηθικότητα» του τεράστιου πληθυσμού που την υφίσταται. Δεν εννοώ ότι δεν χρειάζεται να αλλάξει τίποτα. Όλοι συμφωνούμε στο ότι πρέπει να αναδιοργανωθεί ο δημόσιος τομέας, στο ότι πρέπει να αποφευχθεί η φοροδιαφυγή και να μπει φρένο στη σπατάλη και στην κατάχρηση των κοινών πόρων. Αλλά να μην μας πλασάρουν το σόφισμα του «μονόδρομου» και το φαύλο ψευδολόγημα ότι ο μόνος τρόπος να παραχθεί πλούτος και να διανεμηθεί δικαίως είναι να συμμορφωθούμε προς τις επιταγές των μονοπωλίων της εξουσίας και του χρήματος. Να μην μας πουλούν μια φαρμακωμένη επιχειρηματολογία που ενέχει την ίδια υποκρισία με μια φιλειρηνική εκστρατεία με πρωτοβουλία των οπλοποιών.

Στην κοινωνία μας χρειάζεται να αλλάξουν πολλά. Σε ένα σύστημα που επιτρέπει μια χούφτα διακοσίων εταιρειών να συγκεντρώνει μεγαλύτερο πλούτο από εκατό χώρες του κόσμου μαζί, πολλά πρέπει να αλλάξουν. Σε μια παγκόσμια κοινωνία όπου οι χώρες του Τρίτου Κόσμου χρωστούν σε αυτές του Πρώτου επτά φορές περισσότερα από αυτά που λαμβάνουν ως υποτιθέμενη αναπτυξιακή βοήθεια, η σεισάχθεια εξακολουθεί να είναι μια τραγελαφική χίμαιρα. Και για να αλλάξουν όλα αυτά, πρέπει να βοηθήσει ο διάλογος, το δικαίωμα της ισηγορίας και, ακόμα περισσότερο, η σπάνια αρετή της παρρησίας: η τόλμη να πάρουμε τον λόγο για να πούμε την αλήθεια.

«Ο βουλόμενος» να πάρει τον λόγο, διότι ακόμα πρέπει να κατακτήσουμε την αληθινή δημοκρατία, ακόμα πρέπει να σχηματίσουμε ένα δήμο ελεύθερων και με συνείδηση της αξιοπρέπειάς τους πολιτών, ακόμα πρέπει να οικοδομήσουμε μια αγορά, ακόμα να κερδίσουμε την πραγματική ισονομία, να φτάσουμε σε μια κοινωνική δικαιοσύνη ικανή να καταστήσει γεγονός την ισοπολιτεία και να χτίσουμε εν τέλει έναν κόσμο απαλλαγμένο από το δόγμα, ο οποίος να υπάγεται στην αμφισβήτηση, στην ηθική, στην αισθητική, στη δικαιοσύνη και στην ελευθερία.

Όντως, το ελληνικό πνεύμα έχει ακόμα πολλά να κάνει, πολύ να αντισταθεί στη βαρβαρότητα.



Pueden leer el artículo en español aquí.




jueves, 18 de noviembre de 2010

"ATENAS EN LLAMAS"


No, no se han vuelto a producir (de momento) nuevos disturbios en la capital helena. Se trata del título de una canción, del regalo que acaba de hacernos el cantautor Luis Eduardo Aute en su reciente disco "Intemperie". Letra para la reflexión y música para el disfrute. No digo más. Mejor que lean, escuchen y, después -si lo tienen a bien- opinen.




ATENAS EN LLAMAS

Caía una noche de mayo sobre el Lykavittos,
Cenábamos en tu terraza con todos los mitos
Y arriba la voz de Vasilis, desde la azotea,
Hablaba tras largos ronquidos con Zeus y Atenea;

Y abajo, saciando con ouzo la sed de Dyonisos,
Llorábamos por las elipsis de historia en los frisos
Con lágrimas de ira callada frente a la impostura
De quienes hicieron del robo su genio y figura.

Y Atenas en llamas,
Y Atenas en llamas
Contra un Occidente narciso e insolente
Rompiéndose a trizas.
Atenas ardiente,
A veces sueña que va a renacer
De sus cenizas.

Y hablando nos dio como un rapto por la antigua Europa
Que ya no va a lomos del toro sino de la tropa,
Que marcha pisando las ruinas de la inteligencia
De mármol, que está a la intemperie de la decadencia;

Y en sueños al cielo nos fuimos como Prometeo,
En busca del fuego sagrado, del caos y el cabreo
Y así una pequeña columna de locos y artistas
Se alzaron con fuego en tu barrio de los anarquistas.

Y Atenas en llamas...



domingo, 14 de noviembre de 2010

EN LOS ARCHIPIÉLAGOS DE LA POESÍA GRIEGA

El genio de la Poesía Griega
George Frederic Watts


por Dimitris Angelís

Sin duda es difícil bosquejar un panorama de la poesía griega contemporánea: la limitación de espacio puede conducir a un infructuoso catálogo de nombres con inevitables omisiones, mientras la obra de poetas importantes queda despachada en apenas un par de líneas, por no hablar de que al redactor del texto, también poeta, le resultará imposible ocultar algunas de sus preferencias por mucho que intente ser objetivo. Por eso, tal vez lo más correcto sea subrayar los temas que han ocupado a la poesía griega a lo largo del tiempo, de manera que, además, salga a la luz la conexión soterrada que existe entre la poesía griega y la española a causa de las comunes experiencias políticas de ambos países en el convulso siglo XX. Por otro lado, bastantes poetas griegos han sido ya traducidos al español y disponemos, como obra de referencia, de la Antología de la poesía griega (desde el siglo XI hasta nuestros días) de José Antonio Moreno Jurado, que debería reconocerse, pese a algunas lagunas, como la más completa antología de poesía neohelénica que ha circulado tanto en Grecia como en el extranjero.


La cuestión lingüística

Aunque la poesía griega, ya desde la liberación del país del yugo turco en 1832, contaba con dos autores importantes, los heptanesios Dionisio Solomós (1798-1857) y Andreas Kalvos (1792-1869), durante un largo período padeció la pugna lingüística entre la «katharévusa» y la «dimotikí». La obra de ambos poetas, que más tarde serían reconocidos como «nacionales» por expresar de manera romántica su deseo de liberación (el himno de Grecia se compone de dos estrofas del «Himno a la libertad» de Solomós), recoge con precisión este dualismo: Solomós escribía en dimotikí, Kalvos en katharévusa. La dimotikí era el vehículo de expresión cotidiano de la gente sencilla, mientras que la katharévusa era una lengua artificial, arcaizante, empleada en todos los documentos estatales y, por supuesto, por los intelectuales de la época, en un intento de señalar la relación del país recién independizado con su antiguo pasado glorioso. Durante largo tiempo, los escritores dimotikistas fueron tildados peyorativamente de «peludos», a causa de una crónica de I. Kondylakis que incidía en la melena de Kostas Pasayanis.

Estas disputas lingüísticas fueron muy apasionadas. Así, por ejemplo, en otoño de 1901 se produjeron lo que se conoce como episodios «Evangélicos». La publicación por entregas en el periódico Acrópolis de la traducción del Nuevo Testamento en lengua coloquial provocó movilizaciones de signo contrario que concluyeron con ocho muertos y setenta heridos. De similar alcance fueron los acontecimientos «Orestíacos»: entre el 6 y el 9 de noviembre de 1903, con motivo del estreno en el Teatro Real de la Orestíada en katharévusa simplificada (ni siquiera ésta era tolerada), los profesores universitarios incitaron a los estudiantes y a la prensa a movilizarse. La intervención del ejército para disolver las protestas subsiguientes se saldó con dos muertos y siete heridos.

Aunque la solución definitiva al conflicto llegaría mucho más tarde –en 1977 es abolida oficialmente la katharévusa de los escritos públicos–, la vigorosa figura de Kostís Palamás (1859-1943), líder indiscutible de la generación de 1880, impuso con su prestigio, aunque no sin coste personal, la poesía en dimotikí. Así, desde principios del siglo XX, los más importantes poetas se expresan en la lengua coloquial. La generación de Palamás superó el romanticismo de la Escuela Ateniense (1830-1880) y recibió una gran influencia del parnasianismo y, en su último periodo, del simbolismo. Buena muestra del prestigio de Palamás –entre cuyos admiradores se encontraba Unamuno– es que su entierro, en el que Sikelianós leyó su célebre oración fúnebre que comenzaba con la frase «En este féretro se apoya Grecia», se convirtió en una manifestación contra la ocupación nazi.


Kavafis, Papatsonis, Sikelianós, Kariotakis

En 1903, el prosista y crítico Grigorios Xenópulos informó al público ateniense de la existencia de un poeta importante que vivía lejos del centro metropolitano, en la entonces floreciente comunidad de Alejandría: Constantino Petrou Kavafis (1863-1933). El enfrentamiento entre los seguidores de Kavafis y Palamás comenzó en 1918 y se prolongó hasta 1924, cuando Palamás hizo una breve pero cabal valoración de la obra de su «antagonista». Kavafis se hará en los años siguientes mundialmente conocido por su didacticismo aforístico, su insinuante homosexualidad y el uso del decadente pasado helenístico como escenario de su poesía. Fue también el primer poeta griego moderno en escribir en verso libre. Le seguirá, poco después, T. K. Papatsonis, un poeta predominantemente religioso, con influencias de Claudel y Santa Teresa de Jesús, cuya contribución, sin embargo, quedó un tanto relegada a causa del vigor de la generación del 30.

Entre los poetas de este periodo destaca Ánguelos Sikelianós (1884-1951), para muchos el poeta griego más importante del siglo XX. La obra de Sikelianós, recuperador de las fiestas délficas, está al servicio de una muy impetuosa teoría cósmica en la que el poeta desempeña un papel central como misionero de una ideología religiosa que aspira a la recuperación del mito arquetípico de la eterna hipóstasis psicosomática. Sikelianós fue propuesto para el Premio Nobel en 1947 por André Gide, Eugene O´ Neill, Paul Claudel, Henry Miller, Louis Aragon y Paul Éluard, pero su candidatura fue rechazada por otros escritores griegos, en un clima político de guerra civil, por haber tomado partido en favor de la izquierda. Otro poeta que con su pesimismo y su suicidio influirá en la poesía de entreguerras es Kostas Kariotakis (1896-1928), un poeta menor cuya recepción, sin embargo, perdura en el tiempo y se ha incrementado en los últimos años.


En búsqueda de la helenidad

La generación del 30 trató de compatibilizar una búsqueda estética manifiestamente modernista con el deber histórico del redescubrimiento de la helenidad, un sólido «mito» ideológico en torno a la identidad del nuevo helenismo tras lo que se conoce como Catástrofe de Asia Menor (la conquista turca de Esmirna, en 1922). Desde este punto de vista, presenta bastantes analogías con la generación del 27 española –al igual que la generación de 1880 con la española del 98–, sólo que aquí el dígito no se refiere a una fecha determinada sino a un decenio completo.

La transformación de la poesía griega llegó a través de un libro de título significativo: Cambio (1931), del esmírneo Yorgos Seferis (1900-1971), que recibió el Nobel de Literatura en 1963. Su poesía reflexiva, con influencias de poetas franceses y de T. S. Eliot, colocó el tema del helenismo en el centro del debate e influyó, con frecuencia de manera sofocante, en los poetas más jóvenes. En 1935 Andreas Embirikos (1901-1975), con su célebre conferencia «Sobre surrealismo» y la edición del libro Altos hornos, presentó el movimiento surrealista al público griego (Embirikos fue, además, el introductor del psicoanálisis en Grecia). Al movimiento surrealista pertenece también Nikos Engonópulos (1907-1985) y, hasta cierto punto, el primer Elytis (1911-1996), que se inició en este movimiento literario leyendo a Éluard y a Lorca y consiguió el Nobel en 1979. Un caso diferente es el de Yannis Ritsos (1909-1990), cuya obra conecta desde su primera colección poética con el movimiento de izquierda, una temática que sólo abandona indirectamente en los monólogos poéticos en forma teatral de Cuarta dimensión y en algunos poemas de escasos versos, densos en significado, que muestran la tensión existencial del que probablemente sea el poeta más prolífero del siglo XX (¡a su muerte dejó inéditas 51 colecciones poéticas y una obra en prosa!). Otros poetas importantes de esta generación son Nikiforos Vretakos, desaparecido prematuramente a causa de la guerra, Yorgos Sarantaris, el poeta de los mares exóticos Nikos Kavadías y el constantinopolitano Aléxandros Baras.

La búsqueda de la identidad griega como una de las preocupaciones centrales de la época está relacionada, hasta cierto punto, con la línea ideológica de la dictadura de Metaxás (1936-1941). En todo caso, los poetas de esta generación, que publicaron la parte más extensa e importante de su obra tras la guerra, expresaron de manera monumental los sueños colectivos, los sufrimientos, las agonías y las esperanzas del pueblo griego y dieron un enorme prestigio a la poesía de este país. Es significativo que los pintores más importantes de esta misma generación se dieran a conocer con ilustraciones de las obras de estos poetas, mientras que la musicalización de poemas –Es digno de Elytis, Romiosini y Epitafio de Ritsos...– por Mikis Theodorakis y otros compositores puso la poesía en la boca y el corazón de todos los griegos. El legado de la generación del 30 fue enorme. No sólo su estilo sino también su mito influyeron en las formas de expresión tanto de la primera como de la segunda generación de la posguerra. La recepción de la obra de Seferis, por ejemplo, es crucial en poetas como Th. D. Frankópulos, Yoryís Pavlópulos, Takis Sinópulos, Manolis Anagnostakis, Panos Thasitis y otros muchos. Realmente sería de gran interés una historia de la literatura neohelénica articulada en torno al fenómeno del epigonismo, que analizara los círculos de influencias de los escritores más importantes.

Aunque Atenas es sin duda el epicentro de la vida poética griega del siglo XX, en las décadas de 1930 y 1940 se concentran en torno a las revistas Días macedonios y Caracola, un conjunto de poetas y prosistas que se caracterizan por una escritura atenta a la interioridad y una intensa religiosidad. La poesía del grupo está influenciada temáticamente por el carácter bizantino de su ciudad de origen y por eso frecuentemente se denomina «Escuela de Salónica». Entre sus miembros más destacados están G. Th. Vafópulos (1903-1996), Zoí Kareli (1901-1998), Nikos Gavriíl Pentzikis (1908-1993) o Yorgos Thémelis. Los intereses religiosos y existenciales de la escuela situaron a sus miembros al margen de las demandas políticas de aquella difícil época, lo que provocó que apenas tuviera continuación en el ambiente poético de la posguerra, que apostó por un cambió completo de orientación.


La primera generación de la posguerra

La primera generación de la posguerra incluye poetas que aparecieron tras la II Guerra Mundial. Se trata de una generación que se hace adulta durante la ocupación alemana y la guerra civil y cuya participación en los hechos políticos de la época conduce a gran número de sus miembros a las cárceles o al exilio en islas desiertas, donde la vida se organizaba como en un campo de concentración. Por este motivo, sus poetas dedican gran parte de su obra a dar testimonio de los sufrimientos vividos y luego experimentan el clima de la frustración que crea la derrota de la izquierda. Desde luego, es característico que muchos de ellos se refieran a la «hermana España», encontrando analogías entre la dictadura franquista y la situación griega de posguerra. Más concretamente, la figura de Lorca y su muerte se convierten en un símbolo antifascista universal y el poeta andaluz aparece frecuentemente en poemas griegos.

Este grupo incluye a autores importante como Minás Dimakis, Kriton Athanasulis, Takis Varvitsiotis, Aris Dikteos, Mijalis Katsarós, Takis Sinópulos, Aris Alexandru, Stavros Vavuris, Titos Patrikios o Dimitris Dúkaris. No obstante, su tono lo dan el lirismo y las sorprendentes imágenes de D. P. Papaditsas (1922-1987), el período metafísico –más que el político– de Tasos Livaditis (1922-1988), la poesía política de Manolis Anagnostakis (1925-2005), el surrealismo oscuro hasta lo terrorífico de Miltos Sachturis (1919-2005) y la poesía explosivamente inspirada aunque de resultados desiguales de Nikos Karuzos (1926-1990). Como consecuencia de la participación de muchos de estos autores en los hechos políticos de la época y de su –desde luego, justificado– deseo de legitimar esa lucha, su poesía hoy no encuentra en el público lector joven la aceptación que tienen otros poetas del mismo periodo que no pusieron su ideal lírico al servicio de la militancia.


La segunda generación de la posguerra y los poetas del 70

Más distanciados, aunque no completamente desvinculados, de los hechos políticos que marcaron a la generación precedente, los poetas que aparecen desde mediados de la década de 1950 y durante toda la década de 1960 manifiestan nuevos intereses estéticos. A esta generación pertenecen los tesalonicenses Dinos Christianópulos y Nikos-Alexis Aslánoglu, la hoy académica Kikí Dimulá, Tasos Porfyris, Zanasis Tzulis, Gerásimos Lykiardópulos, Vyron Leontaris, Orestis Alexakis, el hispanista Kostas E. Tsirópulos, Tasos Korfis, etc. En este periodo resulta más fácil valorar los trabajos poéticos a partir de títulos concretos y no tanto del conjunto de la obra de sus representantes, que manifiesta numerosas irregularidades. En cualquier caso, estos poetas se caracterizan por una escritura liberada de las exaltaciones heroicas del pasado y cuya marcada angustia existencial prepara el terreno para la ruptura con las formas consolidadas de expresión.

Aunque durante algún tiempo se tendió a incluir a los poetas que aparecen tras la Dictadura de los Coroneles (1967-1974) dentro de la segunda generación de la postguerra, hoy se suele considerar la denominada «generación del 70» como un grupo autónomo con características diferenciales. Sus poetas –Y. Kontós, Naná Isaía, A. Fostieris, K. Mavrudís, K. G. Papagueorguíu, Tz. Mastorakis, Y. Varveris, N. Vayenás, Ch. Liontakis, L. Pulios...– se inspiran más en la poesía americana que en la europea y practican una escritura antilírica y antimetafísica, con intensos caracteres prosaicos, que en las siguientes dos décadas conducirá a los escritores a un cierto callejón sin salida expresivo. La poesía deja de transmutar sueños o ideas, que ahora afronta más bien de manera irónica, y se centra en el registro de los sucesos de la vida privada. Un caso destacado es el de Mijalis Ganás, que utiliza de manera novedosa la tradición popular para expresar el cariño que siente por su tierra natal del Epiro y traer a escena recuerdos de infancia de su casa familiar, creando su propio mito poético. Además, Ganás ha conseguido ganarse la aceptación del público lector gracias a los versos que ha escrito para canciones entrañables.


Un callejón sin salida

El poderoso influjo de la generación del 70 –que en buena medida sigue controlando las revistas literarias y el campo editorial– dio lugar a un clima de crisis en los poetas de las dos décadas siguientes, que intentaron a la desesperada y sin mucho éxito salir de una tierra baldía labrándose su propia escritura. Son escasísimas las voces de interés que surgen en ese periodo, los sueños colectivos desaparecen y ocupan su lugar el conformismo, la introversión y el aislamiento. Muchos autores renunciaron, arrastrados por las preocupaciones diarias o porque decidieron dedicarse a la prosa. Entre los que publican en la década de los ochenta destacan el ingenioso Ilías Layos (1958-2005), Ilías Kefalas, Vangelis Kasos, Stratís Paschalis, Zanasis Jatsópulos, y la sensibilidad y la modestia de Yorgos Gotis y Kostas Rizakis. Mención aparte merece la edición de Ramillete (1993), un libro conjunto de tres representantes de la década de los ochenta (Ilías Layos, Dionisio Kapsalis, Yorgos Koropulis) y Mijalis Ganás, que contribuyó a restaurar el uso de la versificación y, concretamente, del soneto. Aunque en este periodo la poesía parece haber perdido buena parte de su prestigio y la mayoría de los jóvenes escritores optan por la prosa, esta interrupción también ha tenido un efecto liberador sobre los poetas que han surgido a finales de la década de los noventa y a principios del siglo XXI. Ha aparecido una generación de autores con un alto nivel formativo, amplios conocimientos de la literatura no sólo anglosajona sino también hispánica o alemana y medios de expresión propios (nuevas revistas y la red), que ha optado por reencontrase con los poetas de los años treinta y la primera generación de posguerra para intentar dar con su propia voz y ensayar nuevas formas de expresión.




Fuente: www.circulobellasartes.com






miércoles, 10 de noviembre de 2010

¡A LA CARGA!


Pedro Olalla. Atenas

Durante el mes de mayo, cuando “estalló oficialmente” la crisis en Grecia, comencé esta serie de artículos para argumentar sobre la indignación de la ciudadanía griega y prevenir desde una perspectiva ética sobre la marea de especulación global que está llegando a Europa. Entonces, el discurso político y mediático de España era decir, en tono de alivio, que “España no es Grecia”, que nuestra cuenta de resultados es mejor (aunque el paro sea el doble) y que los griegos, en el fondo, se merecen lo que ahora les pasa por ser vagos y díscolos y propensos a huelgas y manifestaciones. Espero que lo sucedido en España y Europa en los últimos meses nos haya ido ayudando a entrar en razón.

¿Qué es lo que está pasando? Hagamos una pequeña reflexión histórica. Desde tiempos inmemoriales, el poder ha estado casi siempre tomado por los administradores de la fe –cualquiera que haya sido–, y, en muchas latidudes, la humanidad aún sigue luchando por hacerlo laico.

Hasta tiempos recientes, fueron los militares quienes tomaban el poder por la fuerza cada vez que se lo proponían, y sus golpes de Estado tenían tanta “legitimidad” que se llamaban simplemente “pronunciamientos”, como si expresaran una voz reprimida y soberana.

Hoy los golpes de Estado los dan los financieros. Y lo hacen con tanta naturalidad y tan impunemente que los terribles efectos de su inmoralidad son percibidos por la sociedad con la misma resignación y la misma indolencia que si fueran los efectos de la primavera. ¿Es que no vemos lo que está pasando? ¿Se imaginan ustedes a los gobernantes de un hipotético país moderno y democrático rindiendo pleitesía y cuentas, con las orejas gachas y el rabo entre las piernas, ante la Conferencia Episcopal o la plana mayor del Ejército, y aplacando su ira y su codicia con la riqueza y con el sacrificio de los ciudadanos? Pues eso, exactamente, es lo que están haciendo nuestros gobernantes ante los financieros de Bretton Woods, los de Wall Street y los magnates de Bildenberg: ir con la risa temblorosa de los súbditos a rendirles cuentas de lo bien que acatan sus mandatos y aplican sus recetas de gobierno, a entregarles la sangre que nos chupan ahora como prestatarios después de haberles entregado ya generosas ofrendas de sangre en forma de “socorro a la banca”.

Para pagar la deuda contraida con estos nuevos golpistas (España ya les debe 2,7 veces el PIB), nuestros políticos recortan salarios y pensiones, proceden a despidos masivos y destruyen las conquistas laborales, imponen la privatización, venden a inversores extranjeros los recursos naturales y las más rentables empresas públicas, aumentan los impuestos indirectos en bienes de consumo (IVA), exigen austeridad y efectúan recortes en las prestaciones sociales y sanitarias. Y todo sacrificio es poco para pagar la deuda.

Sin embargo, sólo con que se aplicara a nivel global una tasa sobre las transacciones financieras internacionales (TTF) del 0,1%, podrían recaudarse más de 600.000 millones de euros anuales sin tocar el bolsillo de los contribuyentes ni el hambre de los pobres. Pero esto no se hace –debe de ser inmoral– y en medio de la crisis creada fundamentalmente por los financieros y los especuladores, son los pueblos los que, liderados por su sumisa y connivente clase política, acuden al rescate del sector financiero mientras éste aumenta exponencialmente cada año sus beneficios gracias a la “globalizacion” que ha creado a su medida. Así de absurdo y así de cruel.

Nos “venden” la globalización como si se tratara de un proceso natural como la lluvia y no de un plan perverso diseñado a la conveniencia de unos cuantos para esclavizar económicamente a la humanidad. La sociedad europea, que está muy dormida y muy acomodada en la gestión política de sus falsas democracias, necesita radicalizarse en sus convicciones y reaccionar con decisión ante los nuevos golpistas. Reconozco que soy “anti-sistema”, porque no entiendo cómo, en un mundo en el que doscientas empresas acumulan mayor riqueza que cien países, alguien solidario puede seguir siendo “pro-sistema”.


lunes, 8 de noviembre de 2010

EL NUEVO MUSEO DE LA ACRÓPOLIS OBTIENE EL PREMIO AL MEJOR MUSEO DEL MUNDO


El Nuevo Museo de la Acrópolis consiguió en la noche de ayer el "Premio al Mejor Museo del Mundo". El galardón, concedido por la Asociación de Periodistas de Turismo de Gran Bretaña, fue recogido por el viceminsitro griego de Cultura y Turismo, Yorgos Nikitiadis, en representación del Gobierno heleno. Durante la ceremonia de entrega, que tuvo lugar en la capital británica, Nikitiadis dio las gracias tanto a los organizadores del evento como a los participantes en la votación, resaltando que, con la concesión del premio, han abierto las puertas al retorno de los mármoles de la Acrópolis a su lugar de origen.




El viceministro remarcó la importancia del acontecimiento para la cultura helénica y se mostró optimista ante el hecho de que con este premio ha caído el último muro para el retorno de los mármoles a Grecia.


La concesión del premio al Nuevo Museo de la Acrópolis suscitó comentarios favorables en algunos canales de televisión británicos, que señalaron que el acontecimiento viene a fortalecer la petición helena al Reino Unido para que los frisos del Partenón regresen a Grecia definitivamente.




Fuente: www.kathimerini.gr



sábado, 6 de noviembre de 2010

ARTE CICLÁDICO: TRES MILENIOS DE MODERNIDAD


"Las Cícladas son un conjunto de islas en el Egeo a las que ya se refiere Herodoto, cuyo nombre tal vez alude a que son el archipiélago que rodea a la isla de Delos, como parece sugerir Plinio en su Historia Natural, o tal vez al hecho de que estén rodeadas de arrecifes. Al parecer, los primeros asentamientos en las islas datan de unos 4.500 años antes de Cristo y ya estaban relacionados con la explotación mineral de las islas, de las que se extraía fundamentalmente mármol y obsidiana. El arte cicládico primitivo data de entre el año 3200 y el 2000 antes de Cristo. No fue estudiado sistemáticamente hasta 1898, fecha en que el arqueólogo griego Christos Tsountas propuso esta denominación de "arte cicládico" para referirse a estas producciones neolíticas helénicas, hasta entonces desdeñadas o poco conocidas. De hecho las esculturas cicládicas fueron poco valoradas hasta el siglo XX, y tratadas como los productos de un arte bárbaro y primitivo, debido sin duda a la gran fascinación que ejercía, desde la época de Winckelmann, el clasicismo griego.



Pero con el descrédito del clasicismo a principios del siglo XX se produjo una importante revalorización del arte primitivo y de todo aquel arte que no había sido reconocido ni por Winckelmann ni por Hegel: el arte negro africano, el arte precolombino, el arte paleolítico y rupestre, etcétera. Así, cuando en 1909 Marinetti proclamaba la superioridad de la belleza del automóvil de carreras sobre la de la Victoria de Samotracia, artistas como Gauguin, Picasso, Brancusi o Modigliani exploraban con fascinación las fuentes del arte primitivo. En este contexto se produjo también un creciente interés tanto artístico como comercial por el arte cicládico primitivo. Artistas como Henry Moore, Brancusi o Giacometti se inspiraron directamente en estas obras, a las que algunas revistas de vanguardia, como Cahiers d'art o Documents, dirigida por Georges Bataille, dedicaron algunos artículos extensos, con abundantes fotografías. La nefasta consecuencia de la creciente popularidad del arte cicládico fue el saqueo sistemático de las principales necrópolis de las islas Cícladas y el expolio, a partir de la Segunda Guerra Mundial, de la mayor parte de sus producciones artísticas. En este contexto, el Gobierno griego le encomendó al coleccionista de antigüedades Nikos Gulandrís y a su mujer, Dolly, la creación de una colección de arte helenístico primitivo, con el fin de conseguir agrupar estas piezas en territorio griego y que no se dispersaran por el mundo. Así, sólo en 1962 se empieza a constituir oficialmente esta colección con el beneplácito y el respaldo de las autoridades. Pero sólo en 1986 se inaugurará en Atenas el Museo de Arte Cicládico, a partir de los fondos de la colección Gulandrís."

Miguel Cereceda
(ABC Cultural, 5 de junio de 1999)


Y para saber más...
un libro:

"Cícladas"
Bérénice Geoffroy-Schneiter

H Kliczkowski-Onlybook, S.L.

Precio aproximado: 5,95 €


"Cícladas... Tres sílabas evocan la imagen de una Grecia pura y atemporal, una Grecia anterior a la Acrópolis y el Partenón, una Grecia de pescadores y de marineros. Verdadero puente tendido entre Oriente y Occidente, esta miríada de pequeñas islas fue el escenario, en el III milenio antes de nuestra era, de una civilización floreciente que nos ha legado uno de esos "milagros" de los que la historia del arte posee, en ocasiones, el secreto. Oscilando entre el simple guijarro apenas esbozado y verdaderas estatuas cercanas a la grandeza natural, estos enigmáticos "ídolos" tallados en un mármol translúcido y resplandeciente nos fascinan más allá de los siglos. ¿Ninfas celestes?, ¿concubinas del difunto?, ¿diosas de la fecundidad? Sea cual fuere la respuesta, disfrutemos del arte sabio y sofisticado de estos "primitivos de Occidente" de los que no habrían renegado un Modigliani o un Brancusi".


...un museo:


MUSEO DE ARTE CICLÁDICO
Neofytou Douka, 4 - Atenas
Tel. 210 72 28 321
Lun., miér., juev. y vier: de 10:00 a 16:00 h.
Sábado: de 10:00 a 15:00 h.
Página web: cycladic.gr


... y un vídeo
(presentado en el encantador portugués de Brasil)



LA CULTURA CICLÁDICA




lunes, 1 de noviembre de 2010

MARATÓN DE MARATONES

Se celebró ayer la edición más especial del Maratón Clásico de Atenas, pues la competición de este año coincidió con la conmemoración de los 2.500 años de la Batalla de Maratón y de la gesta del soldado Fidípides, quien en el año 490 a.C. recorrió la distancia entre Maratón y Atenas para anunciar la victoria de los atenienses sobre el ejército persa.

Los pasos de Fidípides siguieron ayer más de 22.000 corredores de todo el mundo, profesionales y aficionados, que invadieron las calles de una soleada Atenas, por cuyo centro urbano no circuló ni un solo coche durante la celebración del evento.


Papandreu participó rodeado de...¿guardaespaldas? Εντυπωσιακό!

Tampoco los políticos desaprovecharon la oportunidad que el evento deportivo les brindaba para ofrecer una imagen diferente y más agradable
que la que habitualmente proyectan. El propio primer ministro, Yorgos Papandreu, participó en la carrera paralela de 10 km. También hicieron acto de presencia dos ministros del Gobierno heleno y varios parlamentarios. Procedentes del extranjero, tomaron parte en la carrera, entre otros, el ministro de Asuntos Exteriores de Eslovenia y la presentadora y periodista grecoamericana María Menunos, quien condujo en el año 2006 la edición del Festival de Eurovisión celebrada en Atenas.



La organización del maratón de este año ha tenido tal proyección que incluso Google cambió ayer su logotipo habitual por uno conmemorativo del Maratón Clásico de Atenas.




Fotografía: www.ethnos.gr